El Vaticano no se olvida de Siria e Irak - Alfa y Omega

El Vaticano no se olvida de Siria e Irak

Casi 60 agencias católicas presentes en Siria e Irak hacen balance de la situación humanitaria en una reunión virtual convocada por el Vaticano. La próxima cita será en Roma

Victoria Isabel Cardiel C.
Esta familia de desplazados sirios que huyeron de la provincia de Idlib vive un campamento en Afrin (Siria). Foto: CNS

De la semilla de la guerra nunca afloran vencedores. Las bombas solo traen moribundos escondidos entre los escombros, cadáveres sin nombre en las fosas comunes, terror en los ojos de los niños y mucha hambre. Una crueldad que en la última década se ha cebado en las poblaciones de Siria e Irak. El Vaticano no se olvida de estos territorios y por eso organizó la pasada semana un encuentro virtual para tomar el pulso a esta crisis humanitaria. Además de representantes de los episcopados locales e instituciones eclesiales, congregaciones religiosas y los nuncios apostólicos de la región, también participaron cerca de 60 organizaciones caritativas católicas que conocen bien el terreno. «Se trata del cuarto encuentro que hacemos. El objetivo es coordinar la labor que realizan las instituciones eclesiales implicadas en acciones de caridad y asistencia a favor de las poblaciones más afectadas en Oriente Medio. Hay que mantener la llama viva», destaca Segundo Tejado Muñoz, subsecretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y principal impulsor de la reunión.

La labor de los agentes católicos que trabajan en la zona es imprescindible en un contexto social que ha agotado sus recursos de supervivencia y que moriría sin ayuda externa. Día a día, tratan de mitigar la desnutrición severa de sus habitantes llevando alimentos de primera necesidad, además de lidiar con la frágil salud, y la falta de agua y electricidad.

Diez

años de guerra en Siria. La ONU calcula que ha habido 6,7 millones de desplazados y 5,5 de refugiados.

Cuatro

millones de personas en Irak necesitan asistencia y más de un millón son desplazados internos.

Desde 2014, la red eclesial ha dedicado más de 1.000 millones de dólares a esta emergencia, ayudando a cerca de cuatro millones de personas. Pero se necesita más. Según datos de la ONU, en la actualidad hay once millones de personas que necesitan asistencia humanitaria en Siria, asolada por diez años de conflicto. Los desplazados internos en el país son más de seis millones. El escenario no es muy distinto en Irak, donde hay más de cuatro millones de personas que necesitan asistencia humanitaria y más de un millón de desplazados internos. Una situación insostenible que repercute en todos los países de la zona, sobre todo en el Líbano, Turquía y Jordania. Por eso Caritas Internationalis insta a que se levanten las sanciones internacionales contra el régimen sirio e iraquí, que gravan únicamente a la población local.«La situación actual es muy complicada. En muchas zonas es fundamental la ayuda de primera necesidad: dar de comer, ofrecer mantas, un refugio donde dormir… En cambio, en otros sitios ya se puede poner en marcha una segunda fase de desarrollo», señala el sacerdote español.

El viaje del Papa a Irak del 5 al 8 de marzo del 2021 será un soplo de aire fresco para toda la región. «Ha sido una grata sorpresa para todos. No hay viaje fácil y menos en esta época, pero se tomarán todas las medidas necesarias. El Santo Padre es un testigo de paz y va sembrando reconciliación entre las personas. Algo muy necesario en esta zona», reseña Segundo Tejado.

Niños iraquíes camino del colegio en Mosul. Foto: Reuters / Abdullah Rashid

En el videomensaje con el que abrió las sesiones de trabajo de la reunión organizada por el Vaticano, el Pontífice instó a la comunidad internacional a que facilitase el retorno a sus hogares de los cristianos expulsados por la guerra en condiciones de seguridad: «Recuerdo a los cristianos que fueron obligados a abandonar los lugares donde nacieron y crecieron, donde su fe se desarrolló y enriqueció. Es necesario lograr que la presencia cristiana en estas tierras siga siendo lo que siempre ha sido: un signo de paz, progreso, desarrollo y reconciliación entre las personas y los pueblos». Un sueño para muchos, sobre todo si dejaron atrás familia, aunque emprender el camino de vuelta nunca es fácil. «El gran problema de las familias es la seguridad. Moverse con niños no es fácil. Muchos están en campos de refugiados en el Líbano, otros son desplazados internos dentro de los países. Pero para poder regresar a sus hogares necesitan garantías», explica Tejado. Actualmente hay varios proyectos en marcha para reconstruir los servicios sociales y activar el agua corriente y la electricidad. Todo está por hacer. Pero el reto mayúsculo no apaga la ilusión y la esperanza de los que quieren volver a casa.