El Vaticano expresa «su preocupación» por la situación en Nicaragua
La dictadura de Ortega ha prohibido la celebración de una procesión de la Virgen de Fátima en Managua
En la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos de este viernes, Juan Antonio Cruz, observador permanente de la Santa Sede ante la OEA, ha expresado «la preocupación» de la Santa Sede sobre la situación que atraviesa Nicaragua. El diplomático no ha hecho referencia explícita al especial hostigamiento y persecución que sufre la Iglesia católica en el país en estos momentos. Rolando Álvarez, el obispo de Matagalpa permanece secuestrado en el edificio del obispado por el régimen de Ortega-Murillo desde hace 9 días. Le acusan de conspirar contra el Estado por instigar al odio y organizar grupos violentos.
«La Santa Sede no puede dejar de manifestar su preocupación al respecto mientras asegura su deseo de colaborar siempre con quienes apuestan por el diálogo como instrumento indispensable de la democracia y garante de una civilización más humana y fraterna», aseguró el observador permanente de la Santa Sede ante la OEA.
Hace unos días, varias organizaciones civiles opositoras y en exilio le enviaron una carta al Papa pidiéndole que se pronunciara. En declaraciones a AFP incluso Bianca Jagger hizo un llamamiento a Francisco: «Le ruego, le suplico al Santo Padre que no abandone a sus obispos y a sus sacerdotes, en particular a monseñor Rolando Álvarez, cuya vida corre peligro».
La situación en Nicaragua es delicada y, en consecuencia, la diplomacia vaticana se ve obligada a medir muy bien sus palabras y sus movimientos, sobre todo, después de la expulsión repentina del nuncio hace unos meses. Un paso en falso podría provocar más daño que bien. Por ello, a través de su representante ante la OEA, la Santa Sede ha solicitado emprender «caminos de entendimiento basados en el respeto y la confianza recíproca» y a buscar «ante todo, el bien común y la paz».
La Organización de Estados Americanos se reunió en asamblea extraordinaria para condenar al gobierno de Ortega por sus últimas actuaciones en contra de la libertad religiosa y de expresión. La resolución fue aprobada con 27 votos a favor, uno en contra de San Vicente y las Granadinas, cuatro abstenciones y dos ausentes. En el texto, los Estados condenaron «el cierre forzado de organizaciones no gubernamentales y el hostigamiento y restricciones arbitrarias impuestas a las organizaciones religiosas y las que critican al gobierno nicaragüense».
También exigieron a Ortega poner en libertad a todos los presos políticos, cesar el hostigamiento a la prensa independiente y garantizar el derecho a la libertad de expresión. La oposición al régimen estima que hay unos 190 presos políticos.
En un vídeo desde la capilla de las Mercedes del obispado, Rolando Álvarez aseguró que todos los allí retenidos están «en las manos de Dios». Aclaró que se encuentran, «gracias a Dios, bien de salud, viviendo en comunidad, en familia, rezando, celebrando la eucaristía, compartiendo entre nosotros, dialogando, conversando, con fuerza interior, con paz y serenidad en el corazón». Asimismo, instó a «no guardar rencor ni resentimiento en el corazón, no desear mal a nadie, no pagar mal por mal, sino vencer el mal con la fuerza y el poder del bien».
El régimen de Ortega también ha prohibido una procesión con la Virgen de Fátima que iba a recorrer las calles de la capital como colofón al congreso mariano que la Iglesia nicaragüense ha celebrado estos días. La policía de Ortega comunicó al arzobispado de Managua que «por motivos de seguridad» no podían sacar a la Virgen por las calles. Los obispos han pedido a los fieles que acudan «de forma pacífica» a la catedral de Managua para «rezar por la Iglesia y por Nicaragua».
Desde septiembre de 2018, la policía prohíbe encuentros de masas salvo si son manifestaciones convocadas por el partido Frente Sandinista o actos oficiales de Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.