El Vaticano celebra el Domingo de Ramos con la visita rápida del Papa
«¡Feliz Domingo de Ramos y feliz Semana Santa!», ha expresado Francisco, que ha salido a la plaza al final de la Eucaristía, sin cánulas nasales y saludando a los fieles
Bajo un cielo encapotado, la Semana Santa ha dado comienzo en el Vaticano con la celebración del Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro, presidida por el cardenal Leonardo Sandri, prefecto emérito del Dicasterio para las Iglesias Orientales. También ha sido el encargado de poner voz a la homilía escrita por el Papa Francisco, que finalmente ha salido a la plaza al final de la Eucaristía para saludar a los fieles.
En silla de ruedas y acompañado por sus asistentes, Francisco ha aparecido de nuevo sin cánulas nasales y se ha acercado al altar mayor, donde se ha saludado afectuosamente con el cardenal emérito. «¡Feliz Domingo de Ramos y feliz Semana Santa!», han sido las palabras que ha expresado el Pontífice, con mejor voz y capacidad respiratoria. Bendiciendo a los fieles, con actitud alegre y gestos con el pulgar hacia arriba, así se ha dejado ver el Santo Padre, que ha saludado a los cardenales presentes rápidamente y sin detenerse, así como a algunos presentes en el atrio, visiblemente emocionados, antes de regresar al interior de la basílica de San Pedro.
En la homilía, el Pontífice ha recordado que «la Pasión de Jesús se vuelve compasión cuando tendemos la mano al que no puede más, levantamos al que está caído y abrazamos al desconsolado». Para ello, ha invitado a que, durante la Semana Santa, «decidamos cómo llevar la cruz, no al cuello sino dentro de nuestros corazones. No solo la nuestra, sino la de todos aquellos que sufren a nuestro alrededor». De esta manera, debemos vivir esta semana grande como una oportunidad para «convertirnos en cireneos los unos para los otros».
Además, Francisco ha instado a que, «cuando vemos la multitud de hombres y mujeres que manifiestan odio y violencia en el camino del calvario, recordemos que Dios transforma este camino en lugar de redención, porque lo recorrió dando su vida por nosotros», y ha subrayado que para entender la actitud del cireneo que ayudó a Cristo con la cruz, debemos antes «mirar en su corazón». «Frente a la atroz injusticia del mal, llevar la cruz nunca es en vano, más aún, es la manera más concreta de compartir su amor salvífico», ha señalado.
Más de 200.000 ramos de olivo y 150 palmas han sido distribuidas en el Vaticano para esta celebración, que da el pistoletazo de salida a la Semana Santa. La encargada de proporcionarlas ha sido la Asociación Nacional de Ciudades del Aceite de la región romana del Lacio, que ha acompañado los ramos y palmas con un comunicado. En él, ha hecho una petición explícita contra la guerra y por una paz duradera, especialmente en Gaza y Ucrania.
«El olivo enseña a vivir en armonía porque es un símbolo de paz. Pero la paz sólo se construye juntos», reza la nota de la asociación. «No hay paz sin diálogo y reconocimiento mutuo, no hay alianza sin bien común. Los Estados del mundo deben asumir ya este compromiso concreto».