El Papa a los sacerdotes: «Nuestra casa común, tan herida, nos llama a tomar posición» - Alfa y Omega

El Papa a los sacerdotes: «Nuestra casa común, tan herida, nos llama a tomar posición»

En la Misa Crismal, presidida por el cardenal Domenico Calcagno, Francisco ha pedido a los clérigos vivir el sacerdocio «como un ministerio jubilar en una entrega silenciosa, radical y gratuita»

Ester Medina Rodríguez
Imagen general de la Misa Crismal de este Jueves Santo en el Vaticano
Imagen general de la Misa Crismal de este Jueves Santo en el Vaticano. Foto: Vatican Media.

«En cada una de nuestras historias Dios inaugura un jubileo, es decir, un tiempo y un oasis de gracia». Con estas palabras ha comenzado la homilía de la Misa Crismal celebrada en la mañana de este Jueves Santo, que ha reunido a miles de sacerdotes en la basílica de San Pedro. La reflexión, escrita por el Papa Francisco, ha sido leída por el cardenal italiano Domenico Calcagno, quien también ha sido el elegido para presidir la celebración.

«Es todo un pueblo el que encuentra consuelo cuando el jubileo comienza en nuestra vida», ha señalado el Santo Padre. «Ojalá no sea una vez cada veinticinco años, sino en esa cercanía cotidiana del sacerdote con su gente, en la cual se cumplen las profecías de justicia y paz». Además, Francisco ha expresado que Jesús representa un pueblo «cuyos límites no podemos ver» y «en el que caen los muros y las aduanas».

Como cada año, en esta Misa Crismal en la que se abre el Triduo Pascual, se ha consagrado el crisma y se han bendecido los santos óleos, símbolos con los que los sacerdotes presentes han renovado las promesas que hicieron en su ordenación sacerdotal.

El Pontífice ha explicado que el Año Jubilar en el que nos encontramos representa para todos los sacerdotes «un llamamiento específico a recomenzar bajo el signo de la conversión», especialmente para ser «peregrinos de esperanza, para salir del clericalismo y convertirnos en anunciadores de esperanza».

El cardenal Domenico Calcagno durante la lectura de la homilía escrita por el Papa Francisco
El cardenal Domenico Calcagno durante la lectura de la homilía escrita por el Papa Francisco. Foto: Vatican Media.

En la homilía, cargada de cariño, el Papa Francisco ha afirmado que, igual que cada sacerdote hace suya la Biblia en base a la relación que tiene cada uno con la Palabra de Dios, también deben ayudar a los demás «a que encuentren las páginas de su vida». Por ejemplo, a los esposos «cuando eligen las lecturas de su matrimonio; o a quienes están de luto y buscan pasajes para encomendar el difunto a la misericordia de Dios y a la oración de la comunidad». En este sentido, el Papa ha señalado que «hay una página vocacional al comienzo del camino de cada uno de nosotros».

Para terminar, el Santo Padre ha pedido a los clérigos vivir el sacerdocio «como un ministerio jubilar, sin sonar el cuerno ni la trompeta; en una entrega silenciosa, pero radical y gratuita». Así, los ha invitado a dejar de lado la desesperación y «esperar más bien la restitución y la remisión de deudas, la redistribución de responsabilidades y de recursos».

«El campo es el mundo. Nuestra casa común, tan herida, y la fraternidad humana, tan negada pero imborrable, nos llaman a tomar posición. Que nos anime, en la misión, la alegría del Reino, que recompensa todo esfuerzo. Todo agricultor, en efecto, conoce estaciones en las que no se ve nacer nada. Tampoco faltan en nuestra vida momentos así. Es Dios quien hace crecer y quien unge a sus siervos con óleo de alegría».