El Supremo de EE. UU. bloquea las restricciones de Nueva York al culto
Al mismo tiempo, se podrá volver al culto en Francia, pero con un aforo de 30 fieles por templo y celebración. La conferencia episcopal se plantea recurrir la decisión
El jueves fue un día agridulce en el conflicto en torno a las restricciones al culto a causa de la pandemia. Por un lado, el Tribunal Supremo de Estados Unidos bloqueó las limitaciones de aforo que el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, impuso a sinagogas e iglesias. En sentido contrario, el Gobierno francés rechazó la petición de la Iglesia del país de ampliar el aforo permitido para la reapertura de los lugares de culto, por lo que este domingo solo podrán asistir a cada celebración 30 fieles.
El fallo estadounidense, a favor de la diócesis católica de Brooklyn y de la organización Agudat Israel of America, obtuvo cinco votos a favor y cuatro en contra. El Supremo aduce que las limitaciones neoyorquinas son «mucho más restrictivas que cualquier regulación relacionada con COVID-19 que se haya presentado anteriormente a los tribunales». También son «mucho más estrictas que las adoptadas por muchas otras jurisdicciones afectadas por la pandemia» y que «lo que se ha demostrado necesario para prevenir la propagación del virus en los servicios religiosos», según ha informado la cadena de televisión CNN y recoge Europa Press.
«No solo no hay evidencia de que los asistentes hayan contribuido a propagar la COVID-19, sino que hay otras normas menos restrictivas que pueden adoptarse para minimizar el riesgo de aquellos que asisten a servicios religiosos», manifestó el Tribunal Supremo, que ha incidido en que «aún en una pandemia, la Constitución no puede olvidarse». En un comunicado, la diócesis de Brooklyn celebró el reconocimiento de «una clara violación de la primera enmienda» y calificó las restricciones impuestas por Cuomo de «extralimitación».
Amy Coney Barrett
Antes de llegar al Supremo, tribunales e instancias inferiores se habían posicionado a favor de las limitaciones impuestas por Cuomo. Al llegar al alto tribunal se ha notado el impacto de la presencia de la magistrada conservadora Amy Coney Barrett, nominada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el Tribunal Supremo, puesto que ocupa desde finales de octubre.
En primavera y verano pasados, antes de la muerte de la magistrada Ruth Bader Ginsburg –a la que Barrett sustituye–, el tribunal también estaba dividido en cinco contra cuatro en casos similares en California y Nevada, con el presidente del supremo, John Roberts, y los jueces liberales posicionándose en contra de las organizaciones religiosas.
Proporcional a los templos
En el país galo, la Conferencia Episcopal Francesa afirmó que se reserva el derecho a emprender acciones legales contra la decisión del Gobierno sobre el aforo de los templos. Aunque en un principio no estaba prevista la vuelta al culto público hasta el final del confinamiento el 1 de diciembre, el Gobierno incluyó su reanudación en el plan de desescalada presentado esta semana y que entra en vigor este sábado. Eso sí, con un aforo fijo de 30 personas. Desde que se conoció el cambio los líderes religiosos han buscado una flexibilización, y «esperábamos una rectificación y el establecimiento» de un aforo «realista» y «proporcional al tamaño de los edificios», apuntaron los obispos en un comunicado.
A pesar de la situación epidemiológica, a la que el primer ministro, Jean Castex, aludió para justificar su negativa al cambio, el episcopado cree que «los protocolos presentados por las distintas religiones podrían haber hecho que las decisiones fueran más fáciles de aplicar y justas». Por ello, se pregunta por «los criterios reales que utilizó el Gobierno». Las religiones, reconocen, no son negocios. «Pero tratarlas de esta manera es considerar la fe de millones de creyentes como algo secundario. Este es un gran error para toda nuestra sociedad».
Por ello, la Conferencia Episcopal Francesa exige «una consulta genuina y más eficaz para llegar a un acuerdo» sobre el culto, al tiempo que «reafirma el compromiso total y completo de los católicos en la lucha contra esta epidemia y su deseo de servir al bien mayor de nuestra sociedad».