El SJR critica la propuesta de 15 países de la UE de externalizar la política de asilo
Más de la mitad de Estados miembro ha pedido enviar a terceros países seguros tanto a los solicitantes de asilo como a quienes estén a la espera de ser devueltos a su país de origen
«La externalización de fronteras va en contra del compromiso que hemos firmado en la Convención de Ginebra de proteger a los refugiados», denuncia Alberto Ares, director del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) Europa, en conversación con Alfa y Omega. Critica así el llamamiento de 15 Estados miembros de la UE, encabezados por Dinamarca, para desarrollar la externalización de la política de migración y asilo y ante el que su institución se ha movilizado con la campaña Estimado Parlamento Europeo.
Los 15 países europeos —más de la mitad del total— argumentan que el aumento «insostenible» de las «llegadas irregulares de migrantes» observado en los últimos años justifica pensar «fuera de lo común». «Si queremos seguir esforzándonos por romper las estructuras de incentivos que impulsan los movimientos migratorios irregulares y los viajes peligrosos hacia Europa, son necesarios esfuerzos complementarios», añaden.
La carta, fechada el 15 de mayo, pero hecha pública el pasado jueves, está dirigida a los altos funcionarios de la Comisión Europea. Además de Dinamarca, cuenta con el respaldo de Bulgaria, la República Checa, Estonia, Grecia, Italia, Chipre, Letonia, Lituania, Malta, los Países Bajos, Austria, Polonia, Rumanía y Finlandia, lo que refleja un consenso entre diferentes partidos.
Los casos de Turquía y Albania
En cuatro páginas, presenta ideas y propuestas deliberadamente diseñadas para transferir parcialmente las tareas de las autoridades nacionales a los países vecinos, informa Euronews. Los firmantes abogan por «asociaciones globales, mutuamente beneficiosas y duraderas» con las naciones situadas a lo largo de las rutas migratorias. Seguirían el ejemplo de los acuerdos que la UE ha alcanzado con Turquía, Túnez y Egipto, que destinan millones, o incluso miles de millones de euros, en fondos de la UE, a cambio de controles fronterizos más estrictos.
Esta estrategia, dicen, debería basarse también en el protocolo firmado el año pasado entre Italia y Albania, en virtud del cual Roma prevé externalizar al país balcánico la tramitación de hasta 36.000 solicitudes de asilo al año. Este protocolo es un paso más, ya que los acuerdos firmados desde Bruselas no contemplan el traslado de los solicitantes de asilo.
Siguiendo este ejemplo, una de sus propuestas implicaría enviar a los solicitantes de asilo a un «tercer país alternativo seguro», y completar allí el proceso para aliviar la presión sobre las autoridades nacionales. El concepto de «tercer país seguro», que la Comisión Europea planea revisar como parte del Nuevo Pacto de Migración y Asilo, ha sido impugnado en repetidas ocasiones por las ONG, que argumentan que las personas pueden sufrir persecución y ser maltratadas en países que, sobre el papel, son estables.
También para los retornos
La deslocalización, prosiguen, debe aplicarse también a la cuestión de los retornos, punto delicado de la política migratoria de la UE. Durante años, los Estados miembros han luchado por garantizar que los solicitantes a los que se deniega la protección internacional (por ejemplo, en casos de que sean reconocidos como inmigrantes económicos) sean realmente devueltos a los países de los que proceden.
A pesar de los esfuerzos de Bruselas y las demás capitales comunitarias, la tasa de retorno sigue siendo escasa y oscila entre el 25 % y el 30 %. La coalición de 15 países afirma que la externalización también puede ayudar en este sentido estableciendo «mecanismos de centros de retorno» fuera del bloque, «a los que los retornados podrían ser trasladados mientras esperan su expulsión definitiva», aunque no se menciona ningún lugar concreto.
Las distintas Iglesias de Europa han reivindicado esta semana el papel de los valores cristianos en la sociedad y la política europeas. Este viernes ha concluido en Tesalónica (Grecia) una conferencia ecuménica en el contexto de las próximas elecciones europeas, organizada por la Comisión de Conferencias Episcopales de la UE (COMECE) y el Consejo Europeo de las Iglesias. Las Iglesias, subrayó durante el encuentro Mariano Crociata, presidente de COMECE, pueden «dar esperanza a nuestras sociedades» y evitar que «pierdan la memoria de las raíces que dan vida a los valores que mantienen unidas a nuestras comunidades».
El arzobispo ortodoxo Nikitas de Thyateira y Gran Bretaña, presidente del Consejo Europeo de las Iglesias, subrayó por su parte que «apoyamos los esfuerzos de todos los que aspiran a ver los valores cristianos en la sociedad europea. La idea de borrar los valores, tradiciones y lenguaje cristianos significa borrar nuestra propia identidad». Durante el encuentro, se firmó oficialmente la declaración ¡Europa, sé tú misma!, aprobada en marzo pasado.
La Comisión Europea respondió comprometiéndose a analizar detenidamente la carta, que calificó de «compleja» y «exhaustiva». Con todo, subrayó que en los próximos años se centraría en la aplicación del nuevo pacto migratorio, aprobado de forma definitiva el pasado martes.
El director del SJR Europa lamenta precisamente que, debido a su ambigüedad, este «va a dar la posibilidad a los Estados miembro de pagar a terceros países para que acojan» a la migración que ellos mismos rechazan. Los lugares de destino serán «en teoría seguros», pero «muchos no han firmado el estatuto del refugiado», lamenta. Opina que derivar a golpe de talonario la gestión de este drama humano es un modo de que en Europa «las responsabilidades se diluyan».