El Sínodo cierra, con san Lucas, el segundo módulo del instrumentum laboris

El Sínodo cierra, con san Lucas, el segundo módulo del instrumentum laboris

Según el arzobispo Gintaras Grušas, quien ha presidido una Eucaristía con los miembros del Sínodo, el evangelista «encontraría muchos de los temas que él favoreció al frente de nuestras propias deliberaciones»

Rodrigo Moreno Quicios
Un momento de la Eucaristía. Foto: Vatican Press Pool.

Antes de inaugurar la duodécima sesión de las congregaciones generales, los participantes en la XVI Asamblea General del Sínodo sobre la sinodalidad han participado en una Misa en la basílica de San Pedro en la mañana de este 18 de octubre. Ha supuesto un momento especial, pues el Sínodo ha llegado a su ecuador y sus miembros concluirán durante la jornada el módulo B del instrumentum laboris, que gira en torno a la comunión, misión y participación. Con la oración juntos, han procurado fortalecer la unidad para los discernimientos que llegarán en el siguiente módulo. Gintaras Grušas, presidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), ha presidido la celebración y centrado su homilía en san Lucas, el santo del día. «Su vida y su obra nos muestran una mentalidad sinodal», ha dicho Grušas.

Para el también arzobispo de Vilna, «Lucas es el evangelista mariano por excelencia», quien «destaca a menudo el importante papel de las mujeres en la vida de la Iglesia y en el anuncio de la Buena Nueva». Grušas ha destacado cómo no se centra solo en María, «sino también en la samaritana del pozo que anunció al Mesías; en María Magdalena, la primera en anunciar el mensaje de la Resurrección; y en las diversas mujeres a lo largo de los Hechos de los Apóstoles que ayudaron al crecimiento de la Iglesia primitiva».

El Espíritu, protagonista

En su homilía, el presidente de CCEE ha explicado cómo el evangelista, «tanto en su Evangelio como en los Hechos, muestra claramente que el Espíritu Santo es el protagonista de la vida y el crecimiento de la Iglesia, como debe serlo en la guía de nuestro proceso sinodal». E incluso ha asegurado que, «si Lucas estuviera documentando el Sínodo, gracias a Dios, encontraría muchos de los temas que él favoreció al frente de nuestras propias deliberaciones».

Entre esos temas que se han discernido, ha recalcado «la igualdad de todos los bautizados». También se ha hecho eco de quienes piden que los laicos tengan el mismo peso en la evangelización que los «ministros ordenados». «Es importante que todos los bautizados escuchen esta llamada, esta vocación y respondan a ella, comprometiendo sus vidas, palabras y acciones en la misión de Jesús», ha recomendado.

Grušas ha advertido sobre los riesgos de limitar el Sínodo a una mera conversación intelectual. «Mientras seguimos hablando de qué procesos, estructuras e instituciones son necesarios en una Iglesia sinodal misionera, tenemos que asegurarnos de que, de hecho, ayudan a la misión de llevar la Buena Nueva a los que necesitan la salvación». Y ha pedido que las «estructuras y reuniones» estén «al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia» y no se conviertan «en un fin en sí mismas».

Finalmente, el arzobispo de Vilna ha elogiado la fidelidad de san Lucas y ha invitado a los asistentes «a permanecer fieles en nuestro compromiso de caminar juntos en la vida de la Iglesia y a través de las dificultades del camino, incluso cuando no esté claro hacia dónde nos conduce Dios a corto plazo».

Continúan los trabajos

Tras la Eucaristía, los miembros del Sínodo han vuelto al Aula Pablo VI del Vaticano y han continuado su discernimiento. A lo largo del día han respondido a seis preguntas principales. A saber: ¿cuáles son los procesos, estructuras e instituciones de una Iglesia sinodal misionera?; ¿cómo renovar el servicio de la autoridad y el ejercicio de la responsabilidad en una Iglesia sinodal misionera?; ¿de qué modo podemos hacer evolucionar de manera auténticamente sinodal las prácticas de discernimiento?; ¿qué estructuras pueden desarrollarse para consolidar una Iglesia sinodal misionera?; ¿cómo configurar espacios de sinodalidad que agrupen a las iglesias locales?, y ¿cómo potenciar la institución del Sínodo para que sea expresión de la colegialidad episcopal dentro de una Iglesia sinodal?