El señor de las moscas: ¿Qué es lo originario en el hombre, la bondad o la maldad? - Alfa y Omega

¿Qué es lo originario en el hombre: la bondad o la maldad? ¿Es la sociedad la que nos perturba como señala Rousseau en Emilio? ¿Qué función tienen la autoridad, las normas y el orden? ¿Existe el ‘buen salvaje’? La novela de William Golding, El señor de las moscas, plantea estas preguntas y muchas más. Ha sido llevada al cine en dos ocasiones, 1963 y 1990 (la primera versión personalmente me parece una joya) y adaptada al teatro por Nigel Williams en 1996. Por primera vez se estrena esta versión teatral en España después de haber arrasado en Reino Unido y más de 20 países.

La novela narra la situación extrema que viven un grupo de niños supervivientes de un accidente aéreo en una isla desierta. No hay adultos, ni autoridad, ni reglas. Esta exótica aventura se convierte, poco a poco, en el reflejo de lo profundo de la naturaleza humana. Con palabras del filósofo francés René Girard, se manifiesta lo mimético, la violencia de las sociedades primitivas y la necesidad de lo sagrado. Es una historia que no deja indiferente a nadie.

Golding propone en sus niños náufragos la tensión de la sociedad donde muchas veces lo irracional –Jack y su grupo-, acallan y ridiculizan el sentido común, –Piggy, Ralph y los suyos-. Es conmovedor y muy sugerente el inicio de esta adaptación: el grupo de niños uniformados entonando un Kyrie Eleison. Es la plegaria que brota de lo profundo del corazón porque si Alguien no nos rescata, esto es lo que nos sucede. Aquí hay mucha tela que cortar y mi tentación es convertir esta crítica en una reflexión de antropología teológica sobre qué es lo original en el ser humano. Pero no lo voy a hacer.

Poner sobre el escenario esta adaptación de Williams es un reto que sólo una compañía osada, con fuerza y amante del teatro puede realizar. No sé si me impresionó más la historia en sí o ver que este proyecto está siendo realizado por un equipo de jóvenes que quieren contagiar su pasión por las artes escénicas. La Joven Compañía es esto. Desde los actores hasta iluminación, decorados, acogida o comunicación lo llevan chicos y chicas que quieren acercar el teatro a su generación. Esta producción tiene un toque especial y merece que todas sus representaciones se llenen.

La escenografía, iluminación y música están muy cuidadas y dan un toque cinematográfico que seguro agradecerán los jóvenes que vayan a verla. Sin sacarte de escena acompañan muy bien la acción dramática. Los decorados son muy sugerentes y ofrecen constantemente la sensación de peligro, de un hábitat que no está hecho para un niño.

No me atrevo a hablar de actores “amateur” porque, aunque jóvenes, tienen tablas y se dejan la piel en el escenario. Esta Joven Compañía ya nos demostró su potencial y talento en la adaptación de Fuenteovejuna. Espero que sigan ofreciéndonos más proyectos la próxima temporada y que su ideal de acercar el teatro a la juventud no sea una utopía sino algo real. Ya saben como apoyar esta iniciativa, ¿verdad? Yendo al teatro.

El señor de las moscas

★★★★☆

Teatro:

Teatro Conde Duque

Dirección:

Calle Conde Duque, 11

Metro:

Ventura Rodríguez

Hasta el 28 de noviembre