Margarita Santa Cruz, vecina de Usera (Madrid): «El secreto del matrimonio está en ceder un poco»
El 22 de octubre cumple 60 años de matrimonio. «Nos casamos en la Sagrada Familia [de Madrid]. Era una parroquia nueva cerca de la Fuente del Berro», recuerda Margarita a sus 84 años. Junto a su esposo, Lázaro, ha criado a cuatro hijos que les han regalado siete nietos. «El único vicio de mi marido es el fútbol», comenta con mirada cómplice esta segoviana de Navas de Oro que a los 18 años ya iba al Metropolitano con su novio de la mano. «Es que se puede ser buena persona y santo, aunque te guste el fútbol», afirma rotunda la esposa del vicepresidente histórico del Atlético de Madrid
Entonces, ¿es usted una santa?
No, no. Yo soy católica practicante. Es verdad que para los favores, más que pedirlos, soy de hacerlos. Me considero buena persona, pero santa no.
Pero, ¿qué es para usted la santidad?
Pues ser buena persona, creyente en Dios y amante de la gente. La santidad es intentar hacer el bien. Pero el santo aguanta todo y más. Y yo… hay cosas que no, que me rebelaría un poco. Ser santo es mucho sacrificio, como lo de la madre Teresa de Calcula con los enfermos. Yo eso no podría hacerlo.
¿Y ha conocido a algún santo o a alguna santa?
No, pero he conocido a personas muy buenas, como mi hermana Elisa. Era tonta de tan buena que era. Nada le parecía mal, no hablaba mal de nadie. Esa sí que hacía el bien. Yo lo he hecho después, pero ella mucho más y siempre. Es que con 14 años ya era mayor porque no conocimos a nuestro padre, que lo mataron al empezar la guerra.
A lo mejor llevar 60 años casada es un poco de ser santa, ¿no?
Para nada. Yo no cambiaría nada. No tengo queja. A mi marido le quiero muchísimo. Ahora está muy delicado y necesito armarme de paciencia. Pero solo le pido a Dios que no me pase a mí nada antes que a él. Es que mi marido ha sido muy bueno para mí.
¿No hubiera mejorado nada de estos 60 años?
Nada. Yo no soy ambiciosa. Me conformo con tener lo necesario para vivir. Si viene más, mejor. Pero no cambiaría nada. Porque tampoco soy curiosa. No pregunto. Que me cuenten lo que me quieran contar. De verdad que he sido muy feliz y he tenido siempre lo suficiente.
¿No le parece que ahora las parejas se separan más que antes?
Cuando se separó mi hijo es como si me hubiera caído una losa encima. No lo había vivido nunca. Pero luego resultó que el matrimonio había sido nulo y, quieras que no, eso fue un poco de alivio.
¿Y cuál cree que es el motivo de que haya más separaciones?
Es que la mujer antes no trabajaba fuera de casa. Ahora, al trabajar fuera, la familia se resiente. Yo me he dedicado a cuidar a mis familiares. A mi madre, a mi hermana, a mis suegros, a los tíos de mi marido y a mis hijos con total dedicación.
Usted que va a cumplir 60 años de vida matrimonial, ¿nos puede dar el secreto?
Pues es que desde los 18 años ya éramos los dos socios del Metropolitano. Luego nos vinimos a vivir a Usera justo cuando construyeron el Calderón. Llevamos 50 años viviendo en el mismo sitio. El secreto es también ceder un poco. Yo he cedido porque he comprendido que para mi marido el fútbol era la vida. Cuando le propusieron viajar con el equipo, me consultó y le dije que lo aceptara. Mi marido el único vicio que tiene es el Atleti.
Pues sí que ha jugado un papel importante el fútbol en su matrimonio. ¿Cree que la santidad y el fútbol están reñidos?
No. Se puede ser buena persona y santo aunque te guste el fútbol.
Por lo visto los santos se comunican con Dios. ¿Usted le habla, o le reza?
Yo me comunico con Él cuando rezo. Le pido y le doy gracias. Todas las noches rezo, y si estoy haciendo algo rezo por coro de ángeles, que es que tú llevas la cuenta y ellos rezan por ti. A Misa voy menos porque no quiero dejar solo a mi marido. La vemos juntos en La2 de TVE, aunque yo también escucho temprano la de la COPE.
Pero entonces sí que es usted un poco santa, ¿no?
No, no. Me considero una persona creyente y practicante que procuro hacer siempre el bien y ayudar a los demás, aunque alguna vez no lo logre.