El periodismo es un ejercicio de responsabilidad hacia el prójimo
El Papa, en su mensaje a los comunicadores en el primer encuentro jubilar del año, incide en la búsqueda de la verdad
«Hoy en día, con mucha frecuencia, la comunicación no genera esperanza, sino miedo y desesperación, prejuicio y rencor, fanatismo e incluso odio». Continúa el Papa Francisco en el mensaje que no pudo leer completo en el primer jubileo temático del año santo, el dedicado a los comunicadores, asegurando que muchas veces «se simplifica la realidad para suscitar reacciones instintivas; se usa la palabra como puñal; se utilizan incluso informaciones falsas o deformadas hábilmente para lanzar mensajes destinados a incitar los ánimos, a provocar, a herir». Dice el mensaje, que no ha trascendido especialmente pero que merece ser subrayado, interiorizado, estudiado e incorporado, que «amenaza con prevalecer el paradigma de la competencia, de la contraposición, de la voluntad de dominio y posesión, de manipulación de la opinión pública». Esto se puede aplicar a grandes historias, como es el caso de la periodista filipina y Nobel de la Paz María Ressa, presente en el evento del Aula Pablo VI el día de san Francisco de Sales, que explicó cómo una campaña de acoso en redes sociales en su país natal acabó en estar en el punto de mira del presidente Rodrigo Duterte, varias órdenes de arresto y con consecuencias tan graves como, diez años después, tener que seguir pidiendo permiso en su país para viajar. Pero también se puede aplicar a historias aparentemente mínimas, como la toma de decisiones en un medio sobre qué noticias escoger, dónde colocarlas, qué artes —buenas o malas— utilizar para lograr que la fuente diga lo que el periodista busca o cómo manipular la respuesta. El día a día de un medio de comunicación tiene trampas constantes en las que caer si no se tiene en cuenta el objetivo prioritario de nuestro trabajo: «Ser indispensables para poner en el centro de la comunicación la responsabilidad personal y colectiva hacia el prójimo» y «que sea verdadero». No hay mucha más hoja de ruta en este Jubileo 2025 dedicado a la esperanza.