El patriarca Bartolomé espera viajar con León XIV a Nicea a finales de noviembre
El líder ortodoxo ha anunciado que participará en la Misa de inicio de pontificado y ha expresado su «esperanza» por la elección. Confía en que el Papa contribuya a prevenir el conflicto entre la India y Pakistán
La enfermedad del Papa Francisco, su muerte el 21 de abril y los plazos de la sede vacante, el cónclave y la elección de León XIV han frustrado las esperanzas del patriarca ecuménico, Bartolomé, de poder celebrar con el Obispo de Roma el 1.700 aniversario del Concilio de Nicea en Iznik, la localidad de Turquía que se alza cerca de donde estuvo la antigua ciudad. Antes de todo ello, Francisco había aceptado la invitación a hacer este viaje juntos para estar en esa conmemoración en torno al 24 de mayo. Sin embargo, esos días todavía estarán teniendo lugar distintos actos relativos al inicio del pontificado.
Sin embargo, Bartolomé no se rinde. El mismo día de la elección de Robert Prevost como nuevo Santo Padre planteó un plan alternativo: que viaje a Turquía a finales de noviembre. De esta forma, podría llevar a cabo una visita oficial al Patriarcado ecuménico con motivo de la fiesta de su patrono, san Andrés, el 30 de noviembre. Y, al mismo tiempo, combinarla con la esperada presencia juntos en Nicea.
«Pretendo viajar a su entronización», afirmó refiriéndose a la Misa de inicio de pontificado, prevista para el domingo 18 de mayo. Y, ahí, «proponerle que avancemos el diálogo entre Oriente y Occidente». La idea del viaje a Turquía entraría en este diálogo, insinuó el patriarca.
Fin a las guerras
Hizo todas estas afirmaciones durante el tributo que se le rindió en la fundación Basil y Elise Goulandris, en Atenas (Grecia). Fue el pasado jueves, pocas horas después de la elección y el primer saludo de León XIV. «Miramos al nuevo Pontífice con esperanza cristiana», afirmó de forma más general. «Esperamos que abrace la contribución de la Iglesia al mundo, no solo en la esfera social sino ofreciendo respuestas a las preguntas existenciales que siguen afectando a la humanidad».
En este sentido, deseó que «inspire a la Iglesia y al mundo con las ideas universales de la libertad, igualdad, justicia y solidaridad. Que ayude a poner fin a las guerras en Ucrania y Oriente Medio, y a prevenir el conflicto entre la India y Pakistán». Por último, manifestó su esperanza de que «pueda inaugurar una nueva era en nuestras relaciones bilaterales y en las relaciones entre Oriente y Occidente».
Son varios los líderes ortodoxos que han enviado mensajes de bienvenida al Papa León XIV. Entre ellos está Cirilo, patriarca de Moscú. En un saludo dirigido directamente a él, subraya que «comienza su ministerio como primado de la Iglesia católica romana en un momento especial en la historia asociado con un número de desafíos a los que se enfrenta la civilización, así como a ciertos signos de esperanza». Sus mensaje, sin embargo, no recoge ninguna alusión a la guerra ni a la paz, tan presente en las primeras palabras del Santo Padre.
En este contexto, «las relaciones entre el Oriente y el Occidente cristianos adquieren una importancia particular para el futuro del mundo», prosigue Cirilo. Por ello «es mi sincera esperanza que con su participación las relaciones entre nuestras Iglesias se desarrollen ininterrumpidamente, de forma que podamos dar testimonio conjunto de Cristo y revelar a la humanidad la belleza imperecedera de la vida basada en los mandamientos de Dios».
Antes, Bartolomé también había tenido un recuerdo para Francisco. Subrayó la «total armonía y entendimiento mutuo» con el que ambos buscaron continuar el diálogo ecuménico. Recordó de forma especial cuando «peregrinamos por iniciativa mía a Jerusalén para celebrar el 50 aniversario del encuentro entre nuestros predecesores, Atenágoras y Pablo VI. Nos arrodillamos juntos ante la tumba del Señor y oramos por la reunificación de nuestras Iglesias y por toda la humanidad».
Por otro lado, el patriarca grabó un vídeo en inglés dirigido personalmente al nuevo Papa. En él afirma que «lo amamos en Cristo» y se refiere a Roma como «Iglesia hermana». Este mensaje termina con la exclamación griega «axios». Este término se utiliza en las Iglesias orientales de rito bizantino como aclamación para expresar la aprobación por la ordenación de un obispo, explica el experto Peter Anderson.