Francisco vuelve a pedir que el Mediterráneo «deje de ser un cementerio»
50 jóvenes provenientes de 25 países del Mediterráneo y del Mar Negro se han reunido en Tirana (Albania) en una nueva edición de los Encuentros del Mediterráneo que se estructura en torno al tema «Peregrinos de esperanza, constructores de paz»
En septiembre del año pasado, frente al monumento dedicado a los marineros y emigrantes muertos en el mar, al pie de la iglesia Notre-Dame de la Garde de Marsella, el Papa denunció una vez más que en Mediterráneo se ha convertido «en una tumba de la dignidad». Francisco viajó a esta ciudad de Francia para participar en los Encuentros del Mediterráneo —un festival cultural organizado por la iglesia católica junto con asociaciones y movimientos comprometidos con la ecología, la acogida de inmigrantes y el diálogo intercultural— donde señaló: «La solución no es rechazar, sino garantizar, según las posibilidades de cada uno, un amplio número de ingresos legales y regulares, sostenibles gracias a una acogida equitativa por parte del continente europeo, en el contexto de una colaboración con los países de origen».
Pensando en todos los que siguen ahogándose cada día, el Papa ha vuelto reclamar que el Mediterráneo «deje de ser un cementerio» y recupere así su identidad como «expresión de la fraternidad y la paz». En un vídeo mensaje dirigido a los jóvenes que participan en la edición anual de los Encuentros del Mediterráneo —que este año se celebra en Tirana (Albania)— Francisco ha exhortado a dejar atrás «la cultura del miedo» para abrir «la puerta de la acogida y la amistad». «Que el Mediterráneo redescubra su más bello rostro: el de la fraternidad y la paz, y deje de ser un cementerio» ha pedido Francisco a los cincuenta jóvenes provenientes de 25 países del Mediterráneo y del Mar Negro que desde el 15 y hasta el 21 de septiembre participan en este encuentro en Tirana.
También ha recordado su viaje al país en 2014 y ha dicho que no lo olvida. «Recuerdo aquel viaje inolvidable, en el que pude conocer a su pueblo, un pueblo con muchas caras pero unido por el valor», ha asegurado.
El Pontífice les ha pedido que sean «peregrinos de la esperanza» y que busquen «la verdad» viviendo la fe y construyendo la paz. Asimismo, ha dicho que la «mejor respuesta» que se puede ofrecer «a los conflictos y a la indiferencia» es la fraternidad entre las cinco orillas del Mediterráneo. Del mismo modo, les ha instado a contemplar la diferencia de sus tradiciones «como una riqueza, una riqueza querida por Dios».«La unidad no es uniformidad y la diversidad de nuestras identidades culturales y religiosas es un don de Dios. Unidad en la diversidad. Déjense crecer en la estima mutua como lo atestiguaron sus antepasados», ha aseverado.
También ha pedido que pongan en el centro «la voz de los que no son escuchados». En concreto, la de los más pobres «que sufren al ser vistos como una carga o una molestia» o los que, a menudo, muy jóvenes «tienen que abandonar su país para buscar un futuro mejor». «Cuiden de cada uno: no son números, sino de personas y cada persona es sagrada. Se trata de rostros cuya dignidad hay que promover y proteger», ha afirmado.
El objetivo de este encuentro, según los organizadores, es abordar los retos y las oportunidades de la región mediterránea con el foco puesto en temas como la paz, el diálogo interreligioso y cultural, la dignidad humana y la migración.