El Papa visita la embajada de Rusia para intentar mediar en la guerra

El Papa visita la embajada de Rusia para intentar mediar en la guerra

Francisco ha hablado durante media hora con el embajador, Alexander Avdeev, para expresar su «preocupación»

Redacción
El coche del Papa abandona la embajada de Rusia ante la Santa Sede. Foto: Agencia Télam.

El Papa Francisco se ha presentado en la mañana de este viernes en la embajada de Rusia ante la Santa Sede para expresar su «preocupación por la guerra» en Ucrania. Según ha informado la agencia argentina Télam y ha confirmado después la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Francisco mantuvo una reunión de más de media hora con el embajador, Alexander Avdeev, para intentar mediar en el conflicto. Ello, a pesar del dolor agudo de rodilla que ha obligado a cancelar su viaje a Florencia y que le impedirá presidir la celebración del Miércoles de Ceniza.

Como han recordado a la agencia fuentes de la Santa Sede, para mediar en un conflicto el Vaticano suele requerir que las dos partes involucradas lo soliciten. Ya durante la escalada de la primavera pasada se planteó esta posibilidad. El 28 de abril, en una entrevista al diario italiano La Repubblica, el presidente Vladimir Zelensky puso sobre la mesa la posibilidad de encontrarse con su homólogo ruso, Vladimir Putin, en el Vaticano. Un lugar que «encarna la paz y el diálogo» sería «el adecuado para llevar a cabo un diálogo extremadamente difícil» y podría «ayudar» a resolver los problemas, afirmó entonces.

Al día siguiente, el prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, el cardenal Leonardo Sandri, respondía en las mismas páginas que no había aún planes en este sentido. Pero que «como siempre cuando hay un camino de reconciliación en juego, Francisco está listo para entrar en acción». A finales de junio, Zelensky volvió a pedir la mediación vaticana.

Videomensaje de Shevchuk

La visita del Pontífice a la embajada rusa casi ha coincidido en el tiempo con la entrada de las tropas rusas en Kiev, la capital ucraniana. Según afirmó en la noche del jueves al viernes el presidente Zelensky durante un discurso televisado en el que denunció el abandono de la comunidad internacional, la agresión rusa ha causado 137 muertes. El Ministerio del Interior ha informado la mañana de este viernes de que entre ellas están las de dos niños.

También en la mañana de viernes, el arzobispo mayor de la Iglesia grecocatólica ucraniana, Sviatoslav Shevchuk, se ha dirigido a sus fieles y a todos los ucranianos por medio de un videomensaje. Después de pasar parte del jueves en el sótano de la catedral de Kiev, manifestó su «profunda gratitud a todos aquellos que hoy se organizarán de forma independiente y apoyarán a nuestro Estado». Agradecía también «los esfuerzos de nuestras autoridades y de todos los que hoy defienden nuestra libertad e independencia».

Shevchuk ha compartido que está en contacto con los obispos, sacerdotes y monjes de Járkov, Odesa, Zaporiya. «En este momento trágico todas nuestras esperanzas están en Dios». Pero, ha asegurado al mismo tiempo, «el destino de Ucrania depende de nuestra capacidad de autoorganizarnos y de actuar responsablemente» por «el futuro de nuestra nación». El mensaje concluía con bendiciones para el país, las autoridades, los combatientes y sus familias y quienes muestran su solidaridad a Ucrania.

«Hasta que Kiev firme»
Edificio bombardeado en Kiev (Ucrania)

En declaraciones a Alfa y Omega Yago Rodríguez, director del medio de análisis internacional The political room, explica que «estamos en el peor escenario posible: una invasión convencional». Aunque «desde el punto de vista propagandístico Putin va a alegar que están liberando a sus hermanos» de un Gobierno fascista, «el principal objetivo de la ofensiva es capturar Kiev».

Rodríguez estima que en menos de un mes Rusia puede lograr «ocupar una parte importante del país». Cree que la ocupación no se prolongará más de «unos meses o un año, hasta que Kiev se avenga a firmar lo que Rusia le ponga encima de la mesa. Entonces se irán, o se quedarán con algún territorio como rehén».

Ya ocurrió algo similar, explica, en 2014. En la batalla de Debáltsevo, «el Ejército ruso destruyó al ucraniano y le forzó a firmar los acuerdos de Minsk, porque si no iba a seguir avanzando». Como el Gobierno ucraniano posteriormente «no quiso comprometerse con estos acuerdos firmados en período de guerra, Rusia ha terminado atacando».

El director de The political room es pesimista sobre la posibilidad de una solución negociada. «Hasta que los rusos lleguen a Kiev o los ucranianos los derroten, no va a haber ningún tipo de diplomacia». Solo tras la victoria de unos u otros «puede haber algún margen para ver qué se negocia». Asimismo, desconfía del alcance que puedan tener las sanciones, pues «Putin ha demostrado que está dispuesto a asumirlas. Las instituciones financieras rusas llevan años preparándose para una situación de guerra y para cómo afectaría a las finanzas».

Y militarmente, asegura, «ni la OTAN ni Estados Unidos va a poner un solo soldado en Ucrania». Sí enlos Estados miembros fronterizos con el país invadido o con Rusia, «para generar disuasión». Por tanto los soldados ucranianos están y estarán solos. Por ello, considera «muy improbable» que logren el éxito con «una defensa heroica». De hecho, un escenario que sí es posible «pero no deseable» sería que «los ucranianos se atrincheren en las ciudades. Kiev o Járkov son muy grandes y puedes entrar en una guerra de desgaste o en un asedio. Pero supondría una catástrofe humanitaria».

«Algunos se han confesado por primera vez»

Ayuda a la Iglesia Necesitada ha anunciado el envío de un millón de euros en ayuda. También se mantiene en contacto constante con las iglesias locales. Magda Kaczmarek, directora de proyectos para Ucrania de Ayuda a la Iglesia Necesitada, ha explicado en un comunicado de la fundación pontificia que «los principales obispos del país han hecho un llamamiento para que no se abandone el país». Esto supone un problema para los sacerdotes grecocatólicos, muchos de los cuales están casados y «temen por la seguridad de sus hijos y familias».

Jan Sobilo, obispo de Zaporiya y originario de Polonia, sí ha asegurado a la fundación pontificia que no abandonará el país: «Vine aquí para servir a la gente», afirma tajante. Además, conserva la esperanza de que «este terrible tiempo de guerra se convierta en una bendición, para que el bien y el amor ganen».

ACN comparte también el testimonio del sacerdote paulino Roman Laba, de Bowary, a las afueras de Kiev. Contaba que el jueves a las cinco de la tarde habían caído sobre la ciudad siete cohetes que habían matado a otras tantas personas y herido a 17. «El primer pánico ha acabado por ahora. Mucha gente vino a la parroquia buscando ayuda y refugio, así que hemos preparado un alojamiento de emergencia en el sótano del convento y en una capilla inacabada». De momento, acogen a 80 personas.

Desde la ciudad de Mariúpol, en el sureste, tomada por los rusos y recuperada en las últimas 24 horas, el padre Vasyl subrayaba que «no tenemos tiempo para tener miedo. Nos quedamos y estamos ayudando a la gente a sobrevivir». Por ejemplo, está organizando la evacuación de niños al campo. La guerra ha supuesto para muchos un revulsivo, y «algunas personas han venido a confesarse por primera vez en su vida, y los ancianos y enfermos nos piden que vayamos a su casa» para lo mismo. «Quieren estar preparados para morir, si llega a eso».

Rusia exige la rendición para negociar

Según informa EFE, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, se ha negado a reconocer al Gobierno ucraniano como democrático y ha afirmado que «oprime y utiliza métodos genocidas contra su propio pueblo».

Ha descartado así una posible negociación, que solo será posible «tras la restauración del orden democrático». Lavrov afirmó que Rusia está «lista para el diálogo» en cuanto «las Fuerzas Armadas de Ucrania respondan al llamado de nuestro presidente, dejen de resistirse y depongan las armas». A su país le interesa «que el pueblo ucraniano sea independiente, que tenga un Gobierno que represente su diversidad y que no esté bajo un control extranjero total».