Francisco valora el rechazo de Kazajistán a las armas nucleares - Alfa y Omega

Francisco valora el rechazo de Kazajistán a las armas nucleares

Francisco ha dedicado la catequesis de este miércoles en la plaza de San Pedro a su reciente viaje al país asiático y ha citado su conversación telefónica con el cardenal Krajewski, que le ha hablado «de los cadáveres torturados que encuentra»

Redacción
Foto: REUTERS / Guglielmo Mangiapane.

El cardenal Konrad Krajewski, enviado por el Papa por cuarta vez a Ucrania, ha rezado estos días ante los numerosos cuerpos enterrados en fosas comunes. El cardenal, ha asegurado, ha visto la misericordia de quienes cavan delicadamente en la tierra para dar digna sepultura a las víctimas. El prefecto del Dicasterio para el Servicio de la Caridad llamó el pasado martes al Papa Francisco, quien ha reproducido algunas partes de la conversación durante la audiencia de este miércoles. «El cardenal me ha contado el dolor de este pueblo, la salvajada y monstruosidad que se está contemplando: los cadáveres torturados que encuentra. Unámonos a este pueblo tan noble y mártir», ha pedido el Pontífice desde la plaza de San Pedro.

A continuación, ha dedicado la audiencia a recordar su reciente viaje apostólico a Kazajistán, «un lugar donde se valora la paz y la fraternidad, donde la política y la religión tienen la misma dignidad, y donde se han tomado decisiones positivas, como el rechazo de las armas nucleares desde el principio», ha asegurado.

El Papa ha señalado que el motivo principal de la visita fue su participación en el VII Congreso de Líderes de las Religiones Mundiales y Tradicionales, promovido en Nursultán por el Gobierno local, que desde hace 20 años quiere presentar su país «como un lugar de encuentro y diálogo, en este caso a nivel religioso y, por tanto, protagonista en la promoción de la paz y la fraternidad humana».

«Esto significa poner a las religiones en el centro del esfuerzo por construir un mundo en el que nos escuchemos y respetemos en la diversidad. Y esto no es relativismo: es escuchar y respetar». Y el mérito, ha añadido —según recogen medios vaticanos— «es del Gobierno kazajo que, habiéndose liberado del yugo del régimen ateo, propone ahora una vía de civilización que mantiene unidas la política y la religión, sin confundirlas ni separarlas, condenando claramente el fundamentalismo y el extremismo. Es una posición equilibrada de unidad».

El Pontífice ha destacado la continuidad de la Declaración Final aprobada por el Congreso con la firmada en Abu Dabi en febrero de 2019 sobre la fraternidad humana, y señala este paso como el «fruto de un camino» que comenzó hace tiempo. «Pienso en el histórico encuentro interreligioso convocado por san Juan Pablo II en Asís en 1986, tan criticado por personas poco previsoras; pienso en la mirada clarividente de san Juan XXIII y san Pablo VI, y también en la de grandes almas de otras religiones, como Mahatma Gandhi. Pero ¿cómo no recordar a tantos mártires, hombres y mujeres de todas las épocas, lenguas y naciones, que han pagado con su vida su fidelidad al Dios de la paz y la fraternidad?».

El no de Kazajistán a las armas nucleares

El viaje fue también una oportunidad para reunirse con las autoridades de Kazajistán y la comunidad eclesiástica, continuó Francisco, subrayando la vocación de ese país, donde conviven 150 etnias y más de 80 lenguas, de ser un «país de encuentro, de culturas, de lenguas». Una vocación, dice, que hay que fomentar y apoyar. «También esperaba que pudiera continuar la construcción de una democracia cada vez más madura, capaz de responder eficazmente a las necesidades del conjunto de la sociedad. Es una tarea ardua, que lleva tiempo, pero ya hay que reconocer que Kazajistán ha tomado decisiones muy positivas, como la de decir no a las armas nucleares y la de las buenas políticas energéticas y medioambientales».

De la Iglesia local, el Papa ha destacado la alegría y el entusiasmo. Los católicos son una minoría, «pero esta condición, si se vive con fe, puede dar frutos evangélicos». Y ha concluido refiriéndose a los mártires, muchos hombres y mujeres que dieron su vida por el Evangelio durante el período de persecución de la Iglesia, que «sufrieron décadas de opresión atea, hasta su liberación hace 30 años, hombres y mujeres que sufrieron mucho por la fe durante el largo período de persecución. Asesinados, torturados, encarcelados, por la fe».

Krajewski reza en Izium, donde «la guerra no conoce la piedad»

«No hay palabras, no hay lágrimas», aseguró el cardenal Konrad Krajewski, limosnero del Papa enviado Ucrania por cuarta vez. Junto a Pavlo Honcharuk, obispo de la diócesis de Járkov-Zaporiyia, en Izium, localidad «recién abandonada por los rusos», se encontraron los restos de unas 500 personas.

«Allí fuimos testigos de cómo 50 jóvenes, en su mayoría policías, bomberos, soldados vestidos con monos blancos, estaban cavando y sacando de las fosas, a menudo comunes, los cuerpos de pobres ucranianos asesinados hace unos 3 o 4 meses, algunos recién enterrados allí».

El cardenal polaco hizo referencia, en declaraciones a medios vaticanos, a «una cosa que me conmovió mucho: estos jóvenes ucranianos estaban sacando los cuerpos de una manera tan delicada, tan tranquila, totalmente silenciosa. Parecía una celebración, nadie hablaba, pero había tantos policías, soldados… Al menos 200 personas. Todo en silencio, con una increíble apreciación del misterio de la muerte. Realmente hay mucho que aprender de estos chicos».

El obispo y el cardenal caminaron entre ellos, rezaron la Coronilla de la Misericordia una y otra vez, durante al menos tres horas. «No podía hacer otra cosa». «Sabía que encontraría muchos muertos, pero conocí a hombres que mostraron la belleza que a veces se esconde en nuestros corazones. Mostraron una belleza humana en el lugar donde solo podía haber venganza».