El Papa trae a Scicluna al Vaticano para acelerar la erradicación de abusos sexuales y encubrimientos
El experto en investigar y procesar sacerdotes pederastas, nuevo «número tres» de la Doctrina de la Fe
En la línea de acelerar la expulsión de sacerdotes pederastas y las sanciones a obispos encubridores, el Papa Francisco ha traído de regreso al Vaticano al mejor experto, el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, nombrándole «numero tres» de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
En realidad Scicluna nunca se había ido sino que actuaba de modo discreto, pues era miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe y presidente del tribunal especial encargado de juzgar los recursos de curas y obispos a las sanciones, que van desde los límites al ministerio hasta la expulsión del sacerdocio en muchos casos.
El antiguo promotor de Justicia (fiscal) en la Congregación para la Doctrina de la Fe es mundialmente conocido por su investigación a Marcial Maciel y, más recientemente, la investigación de abusos y encubrimiento en Chile la pasada primavera que llevó al cese simultáneo, en Roma, de todos los obispos chilenos.
El Papa quiere tener a Scicluna en el Vaticano a tres meses de la «cumbre especial» de presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo el próximo mes de febrero para endurecer los protocolos de los países lentos en tender la mano a las víctimas, ofrecerles ayuda sin condiciones el resto de sus vidas, y establecer comisiones independientes que impidan el encubrimiento por parte de obispos, en la línea de las que están preparando Estados Unidos y Francia.
Aunque Scicluna sigue como arzobispo de Malta, la mayor parte de sus tareas en esa pequeña isla cercana a Italia las desempeñará de ahora en adelante su obispo auxiliar.
Tras el relevo como prefecto del cardenal Gerhard Müller –insuficientemente sensible a las víctimas– por el cardenal español Luis Ladaria, y la incorporación del arzobispo Scicluna como «número tres», la Congregación para la Doctrina de la Fe es una verdadera «punta de lanza» en la erradicación de esos abusos.
Aunque su trabajo es deliberadamente «invisible», la Congregación acoge también el tribunal especial que juzga a los obispos negligentes y encubridores en la materia. Debido a las diferencias culturales entre distintas zonas del mundo, el jurado se nombra en cada caso incluyendo conocedores de la cultura y ambiente del obispo acusado. Con su veredicto, el Papa decide la sanción oportuna en cada caso.
El Vaticano sigue con interés los preparativos de las conferencias episcopales con vistas a la cumbre mundial contra los abusos en febrero.
España es un país muy rezagado, pues solo está trabajando una comisión formada por juristas, cuando abordar este complejo problema requiere incorporar al trabajo víctimas de diversos tipos, expertos en ayudarles, psicólogos, psiquiatras, criminalistas y expertos policiales ya que los abusadores son a veces difíciles de identificar.
Por contraste, la conferencia episcopal francesa ha escuchado los testimonios y opiniones de un buen grupo de víctimas en su última reunión plenaria, celebrada en el santuario de Lourdes, y ha creado una comisión investigadora de todos los abusos cometidos en el país desde 1950.
Tal como se ha visto en Estados Unidos, el Reino Unido, Irlanda, Australia y Alemania, ese tipo de investigaciones independientes que abarcan un plazo muy largo es el único modo de conocer de verdad la extensión del problema y superar el «síndrome de la negación».
Juan Vicente Boo / ABC