El Papa reza por los frutos de la COP26: «Que el grito de la tierra y de los pobres sea escuchado»
Francisco ruega por que la cumbre de Glasgow «ofrezca esperanzas concretas»
El Papa Francisco ha rogado este domingo por los frutos de la XXVI Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, más conocida como COP26, que arranca hoy en Glasgow (Escocia), donde más de 30.000 delegados de todo el mundo (por parte de la Santa Sede acudirá el secretario de Estado, Pietro Parolin) debatirán hasta el 12 de noviembre sobre los retos medioambientales del planeta. «Recemos para que el grito de la tierra y de los pobres sea escuchado, y que este encuentro pueda dar respuestas eficaces, ofreciendo esperanzas concretas a los desafíos futuros», ha deprecado el Pontífice tras el rezo del ángelus en San Pedro.
Precisamente Francisco ha hecho referencia a varias catástrofes naturales sucedidas recientemente en distintos lugares del mundo: Vietnam, Sicilia y Haití. El Papa ha hecho hincapié en las necesidades del país caribeño, asolado por el terremoto del pasado agosto, por la tormenta tropical Grace, por el asesinato de su presidente, Jovenel Moïse, y por la carestía de bienes como el combustibles y los alimentos. «El pueblo de Haití vive en condiciones al límite. Pido a los responsables de las naciones que no dejen solo a este país», ha implorado. También ha animado a los fieles a que lean noticias sobre lo sucedido allí y que recen por sus habitantes y autoridades.
Asimismo, Francisco ha recordado la beatificación, ayer en Tortosa (Tarragona), de cuatro sacerdotes operarios asesinados por odio a la fe durante la Guerra Civil española. «Que su testimonio sea modelo para los sacerdotes», ha deseado.
Llevar el Evangelio en el bolsillo
En su lectura del Evangelio del día, en el que Jesús explica el gran mandamiento (amar a Dios y al prójimo como a uno mismo), el Pontífice ha subrayado que «la Palabra del Señor no puede ser recibida como cualquier noticia de una crónica, sino que debe ser custodiada, rumiada». «Podemos decir que es tan nutritiva que debe llegar a todos los ámbitos de la vida: llegar al alma, el corazón, la inteligencia, todas las fuerzas. Cuando ese eco interior se repite dentro de nosotros, significa que el Señor vive en nuestro corazón y que no estamos lejos de su Reino», ha asegurado.
Francisco ha recomendado a los fieles «familiarizarse con el Evangelio, tenerlo siempre al alcance la mano, en el bolso, en el bolsillo, leerlo, apasionarse con él». «Cuando lo hacemos, el Padre entra el corazón, se vuelve íntimo, y hacemos fruto. Es necesario que el gran mandamiento sea asimilado, se convierta en la voz de nuestra conciencia. No se queda como una letra muerta en un cajón del corazón, porque el Espíritu Santo hace brotar la semilla de esa Palabra y nos hace actuar. Así, cada uno de nosotros puede convertirse en una traducción viva (diferente y original, pero viva) de la Palabra de Dios, del mismo modo que los santos son diferentes, pero todos hablan de la Palabra de Dios», ha exhortado el Papa.
Francisco también ha recomendado hacer un pequeño examen de conciencia cada noche con la siguiente reflexión: «¿El gran mandamiento se refleja en nuestra vida diaria? Tenemos que intentar que, en cada encuentro con las personas que hayamos visto a lo largo del día, demos un poco de bien, un poco de amor».