Parolin: «La degradación ambiental y la social están fuertemente interrelacionadas» - Alfa y Omega

Parolin: «La degradación ambiental y la social están fuertemente interrelacionadas»

El secretario de Estado del Vaticano participará en la COP26 de Glasgow, que comienza este domingo

Yago González
El cardenal Parolin, en una imagen de archivo. Foto: EFE / EPA / Riccardo Antimiani.

El secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, viajará este domingo a Glasgow (Escocia) para participar en la XXVI Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, más conocida como COP26, que se extenderá hasta el 12 de noviembre con la presencia de más de 30.000 delegados. «En la actualidad resulta profundamente evidente cómo la degradación ambiental y la degradación social están fuertemente interrelacionadas», ha señalado Parolin en una entrevista con Vatican News.

Según Parolin, de la COP26 debe surgir «una clara respuesta colectiva, no solo para favorecer las actividades de mitigación y de adaptación al cambio climático por parte de todos los países, sino también para ayudar a los más vulnerables a afrontar los daños y las pérdidas que se derivan de dicho fenómeno, que lamentablemente ya son una realidad en numerosos contextos».

En la COP25 celebrada en Madrid en diciembre de 2019, Parolin había calificado de «reto de la civilización» el cuidado global del medio ambiente, expresión que mantiene para la cita de Glasgow: «Se trata de un reto para la civilización en favor del bien común y de un cambio de perspectiva que debe poner la dignidad humana en el centro de cada acción».

El cardenal sostiene que «fenómenos globales y transversales como la pandemia y el cambio climático ponen cada vez más de relieve ese cambio de rumbo pedido por el Papa Francisco, que se basa en ser conscientes de que debemos trabajar todos juntos para consolidar la alianza entre el ser humano y el medio ambiente, con una particular atención a las poblaciones más vulnerables».

Parolin advierte de que «falta una clara voluntad política» para cumplir con los objetivos marcados en el Acuerdo de París de 2016. «Los datos más recientes que provienen de varios organismos científicos no son nada alentadores sobre el camino que está haciendo la comunidad internacional para conseguir esos objetivos. Esto manifiesta las dificultades de este cambio de rumbo, pero contextualmente evidencia cada vez más la urgencia del mismo», señala.