El Papa recuerda que el demonio quiere «encadenar nuestras almas» - Alfa y Omega

El Papa recuerda que el demonio quiere «encadenar nuestras almas»

Ha celebrado la liberación de las religiosas secuestradas en Haití y ha pedido paz para Myanmar al cumplirse tres años de guerra

Ángeles Conde Mir
Según la Gendarmería vaticana, unas 20.000 personas han acompañado al Papa desde la plaza de San Pedro
Según la Gendarmería vaticana, unas 20.000 personas han acompañado al Papa desde la plaza de San Pedro. Foto: CNS photo / Lola Gómez.

La paz ha estado muy presente en los llamamientos del Papa durante el ángelus de este domingo. Al cumplirse tres años del golpe de Estado de la Junta Militar de Myanmar, que frustró cualquier sueño de democracia para este país, Francisco ha recordado a este martirizado pueblo del que pocos se acuerdan.

«Queridos hermanos y hermanas: desde hace tres años, los gritos de dolor y el ruido de las armas han sustituido a la sonrisa que caracteriza a la población de Myanmar. Por tanto, me uno a la voz de algunos obispos birmanos, “para que las armas de destrucción se transformen en herramientas para el crecimiento en humanidad y en justicia”», ha afirmado el Pontífice. Asimismo ha invitado «a todas las partes involucradas a dar pasos de diálogo y revestirse de comprensión, para que la tierra de Myanmar alcance la meta de la reconciliación fraterna. Que se permita el paso de ayuda humanitaria para garantizar lo necesario para cada persona», ha pedido.

El Santo Padre tampoco se ha olvidado de la terrible situación en Oriente Medio o de la invasión de Ucrania. Ha pedido «que se escuche el grito de paz, el grito de la gente cansada de violencia que quiere que se detenga la guerra, que es un desastre para los pueblos y una derrota para la humanidad». El Papa ha estado acompañado por dos niños de Acción Católica que han participado con otros en la llamada Caravana de la Paz, una iniciativa infantil que este año se ha centrado en la protección de la Creación.

Por otro lado, Francisco ha celebrado la liberación de las seis religiosas secuestradas en Haití hace una semana y ha solicitado la ayuda de la comunidad internacional para estabilizar un país que está a merced de las bandas criminales. Además, ha lamentado el ataque en una parroquia turca, Santa María Draperis en Estambul, que se ha cobrado la vida de una persona.

Por último, entre sus llamamientos, ha recordado que el último domingo de enero se celebra el Día Mundial contra la Lepra. Las cifras que maneja la Organización Mundial de la Salud señalan que cada día se detectan unos 385 casos de esta enfermedad en el mundo.

Las cadenas del consumismo y el hedonismo

En su catequesis dominical previa a la oración mariana el Papa, como es habitual, ha repasado el Evangelio de la jornada. Al hablar de cómo Jesús libera a un poseído de un espíritu maligno, Francisco ha insistido en que el propósito del demonio es quitarnos la libertad, «encadenar nuestras almas».

El demonio lo hace de múltiples maneras. Francisco ha enumerado alguna de esas cadenas que lastran nuestra libertad: «Pienso en las adicciones, que nos hacen esclavos, siempre insatisfechos, y devoran energía, bienes y afectos; otra cadena pienso en las modas dominantes, que nos empujan al perfeccionismo imposible, al consumismo y al hedonismo, que mercantilizan a las personas y desvirtúan sus relaciones». Ha citado también las tentaciones y los condicionamientos que «socavan la autoestima, la serenidad y la capacidad de elegir y amar la vida; está el miedo, que hace mirar al futuro con pesimismo, y la intolerancia, que siempre echa la culpa a los demás; y está la cadena muy mala de la idolatría del poder, que genera conflictos y recurre a las armas que matan o se sirve de la injusticia económica y de la manipulación del pensamiento. Tantas cadenas hay en nuestra vida».

Por ello, ha recordado que Jesús viene a liberarnos de esas cadenas y que con el demonio nunca se debe hablar. Podría parecer que Cristo lo hizo con él en el desierto, pero el Papa ha explicado que Jesús solo citó pasajes de la Biblia con el demonio, sin establecer un diálogo. «No se dialoga con el demonio porque si te pones a hacerlo, entonces gana él», ha sentenciado el Santo Padre.

Por último, ha explicado que cuando nos sentimos tentados y oprimidos, la solución es «invocar a Jesús allí donde sentimos que las cadenas del mal y del miedo aprietan con más intensidad». De esta forma, Francisco ha lanzado unas preguntas para la reflexión personal, como si deseamos liberarnos de esas cadenas y tentaciones que se han apoderado de nuestras almas.