El Papa confiesa que todavía sufre los efectos de la anestesia y que «la respiración no es buena» - Alfa y Omega

El Papa confiesa que todavía sufre los efectos de la anestesia y que «la respiración no es buena»

Así lo ha confiado a los miembros de la Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales, a los que ha pedido que huyan de una caridad pensada como oficio

Redacción
El Papa saluda a una familia durante la audiencia con miembros de la ROACO. Foto: CNS / Vatican Media.

El Papa Francisco se ha reunido este jueves con los miembros de la Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales (ROACO) y de la Youth Conference, que celebran en Roma su sesión plenaria para hacer balance de la situación que viven tantos lugares del mundo: Tierra Santa, Eritrea, Turquía…

Sin embargo, el Pontífice no ha leído el discurso que había preparado. Ha dicho que estaba «bajo los efectos de la anestesia total» que le tuvieron que administrar para la operación del pasado 7 de junio. «La respiración no es buena», ha añadido, según recoge Vatican News.

En el texto, que ha entregado a los presentes, recalca la solidaridad de este organismo, que «ayuda a curar las heridas y es como una caricia en el rostro de los que sufren».

En este sentido, reconoce su apoyo en la atención de los desplazados internos y refugiados en Ucrania y su contribución para «curar las heridas del terremoto en Turquía y Siria, en medio del sufrimiento cotidiano de pueblos duramente probados». «Espero que se pueda realmente seguir ayudando a esas poblaciones; se han hecho tantas promesas, pero sigue siendo difícil utilizar los sistemas bancarios normales para enviar ayuda a las víctimas», añade.

En su opinión, la solidaridad es «la única respuesta concreta a la injusticia y al dolor que oprimen a tantos seres humanos» y contrapone el plan de Dios, de paz, fraternidad y concordia, a los que está sucediendo en la actualidad, con las guerras, el hambre o la enfermedad.

En concreto, Francisco se detiene en uno de los temas que ha abordado la Plenaria de la ROACO: las expectativas de los jóvenes de las Iglesias orientales. A estos, les dice: «Sean centinelas de la paz para todos, profetas que sueñan y anuncian un mundo diferente, ya no más dividido».

Y ha lanzado un último mensaje: «El corazón traspasado de Dios nos libera de una caridad pensada como un oficio, un cálculo de puro filantropismo, una burocracia de bondad o, peor aún, una trama de intereses políticos».