El Papa reclama «verdad y justicia» para las víctimas del puerto de Beirut
Francisco recibe a un grupo de familiares cuatro años después de la explosión del puerto. Desea que Líbano no se vea arrastrado a la guerra entre Israel y Gaza
Un 4 de agosto de 2020 explotaron en el puerto de Beirut, Líbano, 2.750 toneladas de nitrato de amonio. Llevaban 7 años almacenada en pésimas condiciones en el silo número 12 del puerto. En 13 segundos, la explosión, de una potencia similar a una nuclear, devastó el puerto y parte de la ciudad. Causó más de 240 muertos y unos 7.000 heridos y mutilados. 330.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares. Muchas no los han recuperado. Los daños materiales fueron ingentes y lo son hasta la fecha.
Las familias de las víctimas y los afectados siguen sin respuesta. La justicia no ha sido capaz de depurar responsabilidades. Cuatro años después no hay ni un solo detenido, pese a que la investigación apunta a políticos y funcionarios gubernamentales de alto rango. Las familias denuncian que desde la política se está obstaculizando cualquier tipo de investigación.
El Papa ha recibido este lunes a algunos de estos familiares de las víctimas. Han acudido a la audiencia con Francisco portando grandes fotografías con el rostro de sus seres queridos. En su discurso, el Pontífice ha recordado a la pequeña Alexandra, de tres años, que pereció por la explosión. Sus padres han buscado activamente una justicia que no llega.
«He rezado tanto por vosotros y por vuestros seres queridos y todavía lo hago, uniendo mis lágrimas a las vuestras. Doy gracias a Dios por poder reunirme con vosotros y expresaros en persona mi cercanía», les ha dicho Francisco que ha añadido: «Con vosotros pido verdad y justicia».
El Papa ha denunciado «los intereses y poderes» que están impidiendo que se haga esta justicia a los muertos de la explosión. «Han pasado cuatro años, el pueblo libanés, vosotros los primeros, tenéis derecho a palabras y hechos que demuestren responsabilidad y transparencia», ha afirmado.
Junto a la tragedia del puerto, el Pontífice se ha referido a la tragedia de la guerra en Oriente Medido por la que el Líbano «está pagando el precio». Ha insistido en que la guerra es un fracaso de la política y de la humanidad. Por ello, ha confiado al Cielo «la paz que los hombres no pueden construir en la tierra».
«Suplico esta paz para Oriente Medio y para el Líbano. El Líbano es y debe seguir siendo un proyecto de paz. Su vocación es la de ser una tierra donde convivan distintas comunidades, anteponiendo el bien común a los intereses particulares, donde diferentes religiones y confesiones vivan en fraternidad», ha exclamado el Pontífice.
Lo cierto es que son horas difíciles para el país de los cedros que puede verse arrastrado a la guerra con Israel, especialmente, tras el ataque de este fin de semana contra posiciones de Hizbulá al sur del país que se preparaban para, a su vez, atacar territorio israelí.
Francisco, antes de despedirse, ha reiterado que toda la Iglesia está con el Líbano: «No estáis solos y no os dejaremos solos». Ha bendecido a sus invitados e invocado para ellos la protección de la Virgen de Harissa que se eleva por encima de la ciudad de Beirut velando por todos sus hijos.