El Papa pide «justicia» 30 años después del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina

Argentina conmemora los 30 años de uno de los peores atentados que ha sufrido en su historia: el 18 de julio de 1994 un coche bomba explotó en la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). El Papa también ha querido unirse a este aniversario con una carta publicada por la Conferencia Episcopal Argentina este jueves 18 de julio. «La memoria de aquellos que murieron en esa tragedia oscura sigue viva en nuestras oraciones y en nuestro compromiso continuo con la justicia», escribe el Papa.

El ataque en el que murieron 85 personas y cerca de 300 resultaron heridas se produjo apenas dos años después del atentado contra la embajada israelí. Sin embargo, tres décadas después, todavía nadie ha sido arrestado o juzgado. «La dimensión del silencio, poderosa y reveladora, se presenta ante nosotros no como un vacío, sino como una presencia palpable de aquellos que ya no están. En el silencio escuchamos el eco de las vidas truncadas y sentimos el peso de la ausencia», señala el Pontífice.

Además asegura que es en el silencio donde está «la fuerza para enfrentar la realidad del mal y la resiliencia para seguir adelante. A veces el silencio puede expresar un dolor indecible ante la desgracia y, en este día, nos unimos en un silencio que es tanto duelo como esperanza». Para el Papa, «la memoria puede ser nuestra guía» porque enseña que recordar no es solo «mirar hacia atrás, sino también proyectarnos en esperanza hacia un futuro donde actos tan repudiables de violencia no se repitan».

Petición de justicia

Hoy, juntos, «reafirmamos que no bajamos los brazos ante la búsqueda de justicia. Una justicia que no busca venganza, revanchismo, sino verdad y reparación. Una justicia que es esencial no solo para las familias afectadas, sino para la cohesión del tejido social de la nación».

Asimismo el Santo Padre insta a preconizar el respeto «a toda vida humana y a la dignidad» lo que «debe prevalecer sobre el odio y la división. Esta es la base sobre la cual edificamos el bien común, no solo para honrar a los que hemos perdido, sino para proteger a las generaciones futuras».

Francisco invita así a todas las personas de fe y a todas las personas de buena voluntad a unirse en oración y acción, «a trabajar incansablemente por un mundo más fraterno, donde la justicia y la paz se abracen, ya que sin justicia no habrá paz duradera ni efectiva».

«Que el Dios de la paz nos bendiga con la esperanza y la audacia para llevar a cabo esta misión», pide el Santo Padre. También desea que el consuelo divino «alcance a todas las familias que aún lloran a sus seres queridos y les otorgue fortaleza a todos los sobrevivientes que llevan heridas en sus cuerpos y en sus almas».