El Papa invita a las OMP a imitar la fe concreta y la creatividad generosa de su fundadora

«Salir de uno mismo para anunciar con la vida el amor gratuito y salvífico de Dios por nosotros, llamados todos a ser hermanos». Es lo que les pidió el Papa a los miembros de las Obras Misionales Pontificias (OMP), que desde este lunes 16, y hasta el 23 de mayo, están reunidos en Lyon en una asamblea general centrada en la beatificación de Pauline Jaricot, su fundadora.

En su mensaje, dirigido a los 120 directores nacionales de la OMP en el mundo que asisten al encuentro, Francisco subrayó la voluntad de la entidad de apoyar y coordinar la difusión del Evangelio en tierras hasta ahora desconocidas, en un «impulso evangelizador» que «nunca se ha desvanecido en la Iglesia y que sigue siendo su dinamismo fundamental».

Por eso he querido, dijo el Pontífice, «que también en la renovada Curia romana el Dicasterio de la Evangelización asuma un papel especial» con la intención de «favorecer la conversión misionera de la Iglesia, que no es proselitismo, sino testimonio», según ha recogido Vatican News. Cabe destacar que en la nueva constitución apostólica dicho dicasterio tendrá a la cabeza como prefecto al propio Sumo Pontífice.

La conversión misionera

Esta conversión misionera, según el Santo Padre, tiene un modelo en Pauline Jaricot. Ella «vio su existencia como una respuesta a la compasiva y tierna misericordia de Dios»; e incluso «a través de los sufrimientos que padeció, para encender la llama de su amor en cada hombre».

«La bondad de la misión depende de la salida de uno mismo, del deseo de no centrar la vida en uno sino en Jesús, que vino a servir y no a ser servido», apuntó el Papa.

La oración, la primera forma de misión

Para el Sucesor de Pedro esa conversión misionera de entrega y servicio solo es posible a través de la oración, «que es la primera forma de misión». No es casualidad «que Pauline haya colocado la Obra de la Propagación de la Fe junto a [su otra iniciativa] el Rosario Viviente, como para reiterar que la misión comienza con la oración y no puede realizarse sin ella».

El motivo es que «es el Espíritu del Señor el que precede y capacita todas nuestras buenas obras: la primacía es siempre de su gracia. De lo contrario, la misión se convertiría en una carrera en vano», enfatizó el Papa.

Una caridad concreta

El tercer aspecto que destacó Francisco fue el de la «concreción de la caridad», algo que junto a la oración, Pauline Jaricot puso en acto con la colecta de ofrendas «a gran escala de forma creativa, acompañándola de información sobre la vida y las actividades de los misioneros».

Francisco concluyó su mensaje con una invitación a caminar tras las huellas de «esta gran mujer misionera, dejándose inspirar por su fe concreta, su valor audaz, su creatividad generosa».

Todo bautizado es una misión

De Jaricot el Pontífice destacó que procedía de «una familia acomodada», pero que «murió en la pobreza». De esta forma, «con su beatificación, la Iglesia atestigua que supo acumular tesoros en el cielo, tesoros que nacen de la valentía del dar y revelan el secreto de la vida: solo dando se posee, solo perdiendo se encuentra».

El Papa subrayó por último unas palabras que le gustaba decir a la fundadora: «Que la Iglesia es misionera por naturaleza y que, por tanto, todo bautizado tiene una misión; es más, es una misión».