El Papa insiste ante el Banco Mundial y el FMI en la necesidad de condonar la deuda de los países pobres
«Reducir esta carga es un gesto profundamente humano que puede ayudar a las personas a desarrollarse, a tener acceso a las vacunas, a la salud, a la educación y al empleo», afirma en una carta
El Papa Francisco ha vuelto a insistir sobre la necesidad de condonar la deuda de los países más pobres que, además, son los que sufren más las consecuencias de la pandemia. En una carta dirigida al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional con motivo de la Reunión de Primavera 2021 que organizan ambas instituciones, el Pontífice señala que «un espíritu de solidaridad mundial exige, como mínimo, una reducción significativa de la carga de la deuda de las naciones más pobres».
Y ha añadido: «Reducir la carga de la deuda de tantos países y comunidades hoy en día es un gesto profundamente humano que puede ayudar a las personas a desarrollarse, a tener acceso a las vacunas, a la salud, a la educación y al empleo».
También se ha referido a la deuda ecológica y ha pedido que la industria financiera sea creativa para calcularla de modo que los países desarrollados «puedan pagarla», no solo «limitando el consumo de energía no renovable o ayudando a los países más pobres en el desarrollo sostenible, sino cubriendo costes de la innovación necesaria para ello».
En general, el Papa Francisco ha apelado a la necesidad de que haya un plan global —más allá de los planes individuales de recuperación— «que pueda crear nuevas instituciones o regenerar las existentes, en particular las de gobernanza global, y que ayude a construir una nueva red de relaciones internacionales para avanzar en el desarrollo humano integral de todos los pueblos».
Del mismo modo, ha recordado que «nadie se salva solo» y que para salir de la crisis «hay que idear formas nuevas y creativas de participación social, política y económica, sensibles a la voz de los pobres y comprometidas con su inclusión en la construcción de nuestro futuro común». «Como expertos en finanzas y economía —les ha dicho—, sabéis que la confianza, nacida de la interconexión de personas, es la piedra angular de todas las relaciones, incluidas las financieras. Estas relaciones solo pueden construirse mediante el desarrollo de una cultura del encuentro».
No a la vuelta a lo anterior
También ha advertido de que la recuperación no puede ser «una vuelta a un modelo de vida económica y social desigual e insostenible, en el que una exigua minoría de la población mundial posee la mitad de la riqueza». En su opinión para un desarrollo justo es necesario tener claro el objetivo y fin de toda vida económica, esto es, el bien común universal.
«De ello se desprende que el dinero público nunca puede estar desvinculado del bien público y que los mercados financieros deben estar respaldados por leyes y regulaciones destinadas a garantizar que realmente funcionen para el bien común. El compromiso con la solidaridad económica, financiera y social implica, por tanto, mucho más que comprometerse con actos esporádicos de generosidad», ha explicado.
Con todo, ha vuelto a reiterar la petición de que las vacunas lleguen a todos, especialmente a los más vulnerables y necesitados: «Necesitamos una solidaridad en materia de vacunas justamente financiadas, ya que no podemos permitir que la ley del mercado prevalezca sobre la ley del amor y la salud de todos».