El Papa implora que «las armas callen» entre Israel y Palestina
«Con las armas no se obtendrá nunca la seguridad y la estabilidad. Al contrario, se continuará a destruir cualquier esperanza de paz», insiste
Cada vez que se recrudece la violencia en Tierra Santa, el Papa Francisco hace un llamamiento a la cordura. Gaza e Israel llevan días intercambiando ataques. Israel asegura que ataca posiciones del grupo Yihad Islámica y desde la Franja la respuesta no se hace esperar. Con la mediación de Egipto, se acaba de alcanzar una precaria tregua que el Pontífice ha implorado que se mantenga: «En estos días hemos asistido de nuevo a enfrentamientos armado entre israelíes y palestinos en los que han perdido la vida personas inocentes, entre ellos mujeres y niños. Deseo que la tregua apenas alcanzada sea estable. Que las armas callen, porque con las armas no se obtendrá nunca la seguridad y la estabilidad; al contrario, se seguirá destruyendo cualquier esperanza de paz».
Al concluir el rezo del Regina caeli, Francisco ha invocado a la Virgen María para que alivie el sufrimiento de la «martirizada Ucrania y de todas las naciones heridas por la guerra y la violencia». También le ha pedido que proteja a todas las madres del mundo, ya que este domingo se celebra el día de la madre en muchos lugares como Italia.
Y ha enviado un saludo especial a los participantes en la Asamblea General de Caritas Internationalis, que ha designado a un nuevo presidente tras el periodo en el que la institución ha estado intervenida por el Vaticano. Se trata del arzobispo de Tokio, Tarcisius Isao Kikuchi. «Adelante con valor por el camino de la reforma», ha exhortado Francisco.
«El Espíritu Santo quiere quedarse con nosotros»
Antes de la oración mariana, el Papa ha explicado que el Espíritu Santo es abogado y consolador. No nos deja solos, ha dicho Francisco, quien ha insistido en que «el Espíritu Santo quiere quedarse con nosotros: no es un huésped de paso que viene a hacernos una visita de cortesía. Es un compañero de vida, una presencia estable, es espíritu y desea morar en nuestro espíritu. Es paciente y está con nosotros también cuando caemos».
El Espíritu Santo nos ayuda en la prueba y «nos trae el perdón y la fuerza de Dios». Y ha añadido: «Es un amigo fiel y exigente que nos ayuda a cambiar y crecer «pero cuando nos corrige jamás nos humilla y nunca infunde desánimo; por el contrario, nos transmite la certeza de que con Dios podemos lograrlo, siempre. Esta es su cercanía».
Además, nos defiende de quien nos acusa, tanto si somos nosotros mismos cuando no nos perdonamos o si es el diablo, ha asegurado el Santo Padre.
«Ante todos estos pensamientos acusatorios, el Espíritu Santo nos sugiere cómo responder. ¿De qué modo? El Paráclito, dice Jesús, es Aquel que nos enseña y nos recuerda todo lo que Jesús nos ha dicho. Él nos recuerda las palabras del Evangelio y nos permite así responder al diablo acusador no con palabras nuestras, sino con las palabras mismas del Señor», ha recordado Francisco, que ha concluido destacando que el Espíritu Santo nos recuerda la realidad más importante de la vida, es decir, que somos hijos de Dios.