Millones de palestinos llevan 75 años sin un hogar - Alfa y Omega

Millones de palestinos llevan 75 años sin un hogar

Un tercio de los 5,9 millones de descendientes de los palestinos obligados a dejar sus casas al fundarse Israel siguen viviendo en campamentos. Y se enfrentan a «desafíos sin precedentes»

María Martínez López
Una anciana muestra la llave de su casa en Gaza durante una manifestación en recuerdo de la Nakba el 1 de mayo. Foto: AFP / Said Khatib.

Una llave vieja es, para cientos de miles de familias palestinas, el símbolo de una esperanza cada vez más débil. Seguramente, ya no sirva para abrir el hogar que ellos o sus antepasados se vieron obligados a abandonar tras la creación del Estado de Israel el 15 de mayo de 1948. William Shomali, vicario del Patriarcado Latino de Jerusalén para la ciudad santa y Palestina, lo sabe bien. Su madre, Latifa, dejó Jaffa rumbo a Belén con 22 años, con su tío y su abuela. En el contexto de la guerra que empezó el año anterior y se agravó con la intervención de los países árabes, «los palestinos huyeron de los bombardeos», temiendo por su vida. En otras ocasiones, combatientes judíos «los expulsaron a punta de pistola», apunta Mazin Qumsiyeh, profesor de la Universidad de Belén. «La familia de mi abuela vivía en Nazaret y la mayoría acabaron como refugiados»: ella en Belén, su hermano en el Líbano.

En su apresurada huida, cogieron los documentos importantes y, después de cerrar la puerta seguramente con manos temblorosas, guardaron la llave a buen recaudo. Dentro «dejaban posesiones muy preciadas. Esperaban volver en un par de semanas», relata Shomali. Pero al acabar la guerra en 1949 se lo impidieron. «Había orden de disparar a quien lo intentara», añade Qumsiyeh. La madre de Shomali solo volvió a ver la granja familiar en 1967. Llamó a la puerta y le abrieron unos inmigrantes judíos de Bulgaria. «Se presentó y pidió amablemente visitarla. La dejaron pasar, pero no pudo estar más de diez minutos». Recorrió las habitaciones. «Nada había cambiado». Con lágrimas deslizándose por sus mejillas, se fue.

Es la Nakba, la «catástrofe» de la que el pasado lunes se cumplieron 75 años. Unas 500 ciudades fueron vaciadas, algunas destruidas, y 700.000 personas empezaron un éxodo sin fin. Sus descendientes son 5,9 millones. Tres cuartos de siglo después siguen siendo refugiados y lo serán «hasta que se halle una solución justa», explica Juliette Touma, portavoz de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA). Un tercio de ellos sigue viviendo en 59 campos repartidos por los territorios palestinos, Líbano, Siria y Jordania. «Hace poco visité uno en el Líbano y las condiciones eran absolutamente espantosas».

Incluso los que han logrado una casa se encuentran en «pobreza profunda», prosigue la portavoz. En los últimos años, se han enfrentado a «desafíos sin precedentes»: la guerra —y ahora el terremoto— en Siria, la crisis del Líbano, la COVID-19 y el elevado desempleo. Aunque con serios problemas para lograr la financiación que necesita, UNRWA les ofrece apoyo básico, atención sanitaria y, sobre todo, educación para 545.000 niños en 709 colegios.

La Iglesia no es ajena

Humanamente «muchos sufren por la falta de perspectivas de futuro» y de que vaya a haber una solución, apunta Touma. «La resolución 194 de la ONU respalda su derecho al retorno y a obtener una compensación», explica Shomali. «Pero nadie puede prever qué ocurrirá». En su opinión, «les pueden dar a elegir entre volver a Cisjordania o recibir una compensación en el país donde vivan, pidiendo a estos países que los integren». Pero en lugares como el Líbano «no los aceptan, porque son sunitas y pueden cambiar el equilibrio demográfico» entre cristianos y musulmanes chiitas. Tanto él como Qumsiyeh coinciden en que, incluso después de 75 años y en medio de la desesperanza, el deseo de volver sigue siendo fuerte. «Anhelan sus casas y sus tierras incluso si nunca las han visto», y en ocasiones más que sus mayores, subraya el segundo.

La Iglesia no es ajena a este sufrimiento. En las parroquias y colegios católicos, el lunes se conmemorará la Nakba «rezando para que haya un acuerdo para el conflicto; y si nos invitan a cualquier encuentro que busque la justicia y la paz, no podemos quedarnos al margen», asegura Shomali. Aunque espera que, en el contexto de las actuales tensiones, no haya más violencia y un nuevo «círculo vicioso de asesinatos, funerales y represalias que no ayudan a nadie». También el Papa Francisco ha mostrado su cercanía al reunirse el pasado miércoles con el comisario general de UNRWA, Philippe Lazzarini.

El conflicto palestino-israelí
  • 1947: 29 de noviembre. La ONU aprueba dividir la región en un Estado judío y uno árabe. Estalla la guerra.
  • 1948: 15 de mayo. Se establece el Estado de Israel. Al día siguiente los países vecinos se suman al conflicto.
  • 1967: 5 de junio. Un ataque de Israel a Egipto desencadena la Guerra de los Seis Días. Israel gana territorio.
  • 1973: 6 de octubre. Una coalición árabe ataca a Israel en la fiesta del Yom Kippur. El conflicto acaba el día 25.
  • 1987: 8 de diciembre. Estalla la Primera Intifada, con disturbios violentos que se prolongan varios años.
  • 1993: 13 de septiembre. Primero de los Acuerdos de Oslo. En 1994 nace la Autoridad Nacional Palestina.
  • 2000: 28 de septiembre. La visita de Ariel Sharon a la Explanada de las Mezquitas desata la Segunda Intifada.