El Papa, feliz por volver a las audiencias con fieles - Alfa y Omega

El Papa, feliz por volver a encontrarse con los fieles: «No es bonito hablar ante una cámara»

Francisco continúa con la serie de catequesis sobre la oración. En esta ocasión, la ha dedicado a la oración como combate espiritual

Redacción

El Papa Francisco ha retomado este miércoles las audiencias generales con la presencia de fieles, interrumpidas desde el pasado octubre por la pandemia, y se ha mostrado «feliz» por poder ver «cara a cara» a las personas: «No es bonito hablar ante nada o una cámara».

«Estoy feliz de reanudar este encuentro cara a cara, porque, les digo una cosa, no es muy bonito hablar delante de nada o una cámara y ahora después de tantos meses, gracias al coraje de monseñor Leonardo Sapienza [encargado de la organización de las audiencias], estamos aquí», ha explicado ante cerca de 300 personas, informa Efe.

La audiencia se ha celebrado en el patio de San Dámaso, en el interior del palacio apostólico, y no en la plaza de San Pedro, para reducir el número de participantes y se puedan cumplir las indicaciones sanitarias.

Francisco ha llegado al patio en coche y sin mascarilla. Manteniendo una cierta distancia, ha charlado con los fieles, recibido regalos y bendecido a una mujer que iba en silla de ruedas.

La oración como combate espiritual

En la catequesis, el Pontífice ha vuelto a reflexionar sobre la oración y, en concreto, sobre la oración como combate espiritual. «Rezar no es sencillo, aunque todo el mundo puede rezar. El silencio, la concentración, la oración no son ejercicios fáciles, y a veces la naturaleza humana se rebela», ha añadido.

En este sentido ha enumerado algunos de los obstáculos para la oración que enumera el catecismo de la Iglesia Católica: el desánimo, la tentación del activismo, la decepción, pensar que no somos escuchados…

«La experiencia de los grandes orantes nos muestra que la oración no es solo fuente de consolación y alegría, sino también momentos de lucha, de cansancio, de sequedad. Ninguno de estos personajes tuvo una oración cómoda, la paz que alcanzaron llegó a través de un combate interior. Y en ese combate se nos pide decidir —como nos enseña san Ignacio de Loyola— si ponernos bajo la bandera de Jesucristo, es decir, si lo seguimos, si lo amamos y servimos sólo a Él, o si nos dejamos vencer por los engaños del maligno», ha explicado.