El Papa denuncia «la vergonzosa incapacidad» para frenar la escalada de violencia en Oriente Medio
En una carta dirigida a los católicos afincados en la región, a los que llama «mártires», Francisco recuerda que «las armas no construyen el futuro, sino que lo destruyen, que la violencia nunca trae la paz»
«La sangre corre, las lágrimas también; la ira aumenta, junto con el deseo de venganza, mientras parece que pocos se preocupan por lo que más se necesita y lo que la gente desea: el diálogo, la paz. No me canso de repetir que la guerra es una derrota, que las armas no construyen el futuro, sino que lo destruyen, que la violencia nunca trae la paz», asegura Francisco en una carta enviada a los católicos de Oriente Medio justo cuando se cumple un año de los ataques sorpresa por parte de la organización terrorista de Hamás a Israel que dejaron 1.200 víctimas mortales y que se convirtió en la mecha que ha prendido la guerra en la franja de Gaza y ahora en Líbano
Como hizo por Siria, Líbano, Afganistán, Ucrania y Tierra Santa de 2013 a 2023, Francisco ha convocado también para este lunes una jornada de oración y ayuno para pedir el don de la paz. «Sois un pequeño rebaño desamparado, sediento de paz», les dice el Papa en la misiva en la que también les agradece que sepan rezar y amar a pesar de todo.
El Pontífice los compara con una semilla, que está «aparentemente sofocada por la tierra que la cubre» pero que sabe siempre encontrar «el camino hacia arriba, hacia la luz, para dar fruto y dar vida». Así vosotros no os dejéis «tragar por las tinieblas que os rodean, sino que, plantados en vuestras tierras sagradas, os convertís en brotes de esperanza, porque la luz de la fe os lleva a dar testimonio del amor mientras se habla de odio, del encuentro mientras cunde el enfrentamiento, de la unidad mientras todo se vuelve oposición».
El Papa denuncia también «la vergonzosa incapacidad» de la comunidad internacional y de los países más poderosos para silenciar las armas y para frenar la escalada de violencia en Oriente Medio. En concreto, lamenta que la mecha del odio prendió y desembocó en una espiral de violencia, «ante la vergonzosa incapacidad de la comunidad internacional y de los países más poderosos para silenciar las armas y poner fin a la tragedia de la guerra».
Además, el Santo Padre constata en la misiva que «se habla mucho de planes y estrategias, pero poco de la situación concreta de los que sufren la guerra, que los poderosos hacen hacer a los demás». Y continúa: «Estoy con vosotros, habitantes de Gaza, golpeados y agotados, que estáis diariamente en mi pensamiento y en mis oraciones. Estoy con vosotros, obligados a dejar vuestros hogares, a abandonar la escuela y el trabajo, a vagar en busca de un destino para escapar de las bombas. Estoy con vosotros, madres que derramáis lágrimas mirando a vuestros hijos muertos o heridos, como María viendo a Jesús; con vosotros, pequeños que habitáis las grandes tierras de Oriente Medio, donde las conspiraciones de los poderosos os arrebatan el derecho a jugar». Francisco muestra de este modo su cercanía a los que tienen miedo «de mirar hacia arriba porque llueve fuego del cielo». El domingo el Papa se trasladó a la basílica de Santa María la Mayor para rezar el rosario e invocar la paz.