El Papa anima a los cristianos a ser «signos de contradicción» en el mundo
El Pontífice se ha despedido de Eslovaquia con una Eucaristía en el santuario mariano nacional. «No se puede reducir la fe a azúcar que endulza la vida», ha dicho
Eslovaquia celebra este miércoles la fiesta de su patrona, la Virgen de los Dolores, de la mejor forma: con la presencia del Papa Francisco, que ha presidido una Eucaristía en el santuario mariano nacional de Šaštin, último gran evento de este viaje apostólico que comenzó el pasado domingo. Allí, ante una multitud, el Pontífice ha propuesto la figura de María como modelo para ponerse en camino, ser profetas en el mundo de hoy y personas de compasión.
En concreto, al referirse a la fe profética de la Virgen, el Papa ha lanzado una llamada a los cristianos «a ser signos de contradicción» en el mundo. «No olvidemos esto: no se puede reducir la fe a azúcar que endulza la vida. Jesús es signo de contradicción. […] No se trata de ser hostiles al mundo, sino signos de contradicción», ha insistido.
Esto significa, ha continuado, ser cristianos que muestran la belleza del Evangelio, tejen «diálogo donde las posiciones se endurecen», muestran «la vida fraterna allí donde hay división y hostilidad» y la acogida y la solidaridad ante los egoísmos personales y colectivos, y protegen y cuidan la vida.
Que la fe se haga compasión
Otra de las características marianas que Francisco ha puesto sobre la mesa fue la compasión. Lo ha hecho así: «Y María Dolorosa al pie de la cruz simplemente permanece. Está al pie de la cruz. No escapa, no intenta salvarse a sí misma, no usa artificios humanos y anestésicos espirituales para huir del dolor. Esta es la prueba de la compasión: permanecer al pie de la cruz. Permanecer con el rostro surcado por las lágrimas, pero con la fe de quien sabe que en su Hijo Dios transforma el dolor y vence la muerte».
En este sentido, ha subrayado la necesidad de que la fe haga compasión, comunión con el que está herido y sufre, obligado a cargar cruces pesadas. Esto es, «una fe que no se queda en lo abstracto, sino que penetra en la carne y nos hace solidarios con quien pasa necesidad», fe que «alivia el dolor del mundo y riega los surcos de la historia con la salvación».
Ponerse en camino
La tercera invitación que ha hecho Francisco está en sintonía con una de las líneas clave de su pontificado: la Iglesia en salida. También María es una figura que tener en cuenta: «A la comodidad de la rutina prefirió la incertidumbre del viaje; a la estabilidad de la casa, el cansancio del camino; a la seguridad de una religiosidad tranquila, el riesgo de una fe que se pone en juego».
Así, el Papa ha recordado que al caminar se vence «la tentación de una fe estática, que se contenta con cualquier rito o tradición antigua». «Por favor, ¡sigan en camino!», ha concluido.