Francisco: «No reduzcamos la cruz a un símbolo político»

Francisco: «No reduzcamos la cruz a un símbolo político»

Tener crucifijos en muchos sitios «no sirve de nada si el corazón no se llena de conmoción y no lloramos delante del Dios herido de amor»

María Martínez López
Foto: CNS

El Papa ha instado este martes a los católicos a no instrumentalizar el símbolo de la cruz para fines políticos ni usarla solo como un objeto de devoción. Ha sido el mensaje al celebrar la Divina Liturgia bizantina en Presov (Eslovaquia), en el día en que la Iglesia conmemora la Exaltación de la Santa Cruz.

40.000 personas llenaban la explanada adyacente al estadio del equipo de balonmano del Tatran (el mismo escenario en el que también san Juan Pablo II celebró una Misa bizantina en 1995). Ante ellas, informa Efe, el Santo Padre ha dedicado su homilía al símbolo de la cruz en la que murió Jesús, «que era instrumento de muerte, y sin embargo de allí ha venido la vida». Por eso, ha criticado que se busque un «cristianismo de vencedores».

«Son incontables los crucifijos: en el cuello, en casa, en el auto, en el bolsillo», ha afirmado. «Pero no sirve de nada si no nos detenemos a mirar al crucificado y no le abrimos el corazón, si no nos dejamos sorprender por sus llagas abiertas por nosotros, si el corazón no se llena de conmoción y no lloramos delante del Dios herido de amor por nosotros».

No a llevar la cruz y buscar beneficios

Y ha exhortado a los católicos: «No reduzcamos la cruz a un objeto de devoción, mucho menos a un símbolo político, a un signo de importancia religiosa y social». Esta contemplación debe llevar al testimonio. «El testigo que tiene la cruz en el corazón y no solamente en el cuello no busca los propios beneficios para después mostrarse devoto. Esta sería una religión del doblez, no el testimonio del Dios crucificado».

Tras la ceremonia, Francisco viajará, en la jornada más intensa de su visita a Eslovaquia, a la ciudad del Kosice, la segunda más poblada del país, para un encuentro con los jóvenes y con la comunidad romaní en el barrio de Lunik IX, considerado el gueto gitano más grande de Europa.