El Papa, a los gitanos: «Son bienvenidos. Siéntanse siempre en casa en la Iglesia» - Alfa y Omega

El Papa, a los gitanos: «Son bienvenidos. Siéntanse siempre en casa en la Iglesia»

Francisco ha hablado claro en el barrio eslovaco en el que vive la comunidad romaní: «Lo que necesitamos es recuperar dignidad y pasar de los prejuicios al diálogo» porque «el camino para una convivencia pacífica es la integración»

José Calderero de Aldecoa
El Papa durante su discurso a la comunidad gitana. Foto: Vatican.va

Durante su visita al barrio Lunik IX, una de las paradas de su viaje por Eslovaquia, el Papa se ha encontrado con la comunidad gitana, que vive en condiciones de extrema pobreza con el único apoyo de un centro salesiano dirigido por el padre Peter Besenyei. Y el mensaje, parafraseando a Pablo VI, no ha podido ser más claro: «Ustedes en la Iglesia no están al margen, están en el corazón». Y ha añadido: «Son bienvenidos, siéntanse siempre en casa en la Iglesia y nunca tengan miedo de estar aquí».

Francisco, además, ha querido trascender a los romaní y ha clamado: «Nadie en la Iglesia debe sentirse fuera de lugar o dejado de lado». No se trata «de un modo de decir», ha insistido, sino del «modo de ser de la Iglesia. Porque ser Iglesia es vivir como convocados por Dios», es «formar parte de un mismo equipo». Somos «una familia de hermanos y hermanas con el mismo Padre, que nos ha dado a Jesús como hermano para que comprendamos cuánto ama la fraternidad».

De los prejuicios al diálogo

Refiriéndose de nuevo a la comunidad gitana, el Pontífice ha subrayado que «demasiadas veces han sido objeto de preconceptos y de juicios despiadados, de estereotipos discriminatorios, de palabras y gesto difamatorios». Y todo ello «solo aumenta la distancia. Conflictos y palabras fuertes no ayudan. Marginar a las personas no resuelve nada

Ante esta actitud, «necesitamos recuperar dignidad y pasar de los prejuicios al diálogo, de las cerrazones a la integración». Aunque, ha reconocido que «no es fácil ir más allá de los prejuicios, incluso entre los cristianos. No es sencillo valorar a los otros, a menudo se los ve como obstáculos o adversario y se expresan juicios sin conocer sus rostros y sus historias».

En cualquier caso, el Santo Padre ha instado a los fieles a no juzgar y a reconocer «que cada uno lleva en sí la belleza imborrable de hijo de Dios en la que se refleja el Creador». Asimismo, ha asegurado que «el camino para una convivencia pacífica es la integración. Es un proceso orgánico, lento y vital que se inicia con un conocimiento recíproco, va adelante con paciencia y mira al futuro».