El Papa alerta contra la autosuficiencia. Del pecado, a la santidad - Alfa y Omega

El Papa alerta contra la autosuficiencia. Del pecado, a la santidad

La Santa Sede ha aclarado cuál va a ser el protocolo para difundir las síntesis de las homilías diarias del Papa, que en los últimos días, ha dejado en ellas reflexiones de calado sobre algunas tentaciones muy presentes en la Iglesia, como el triunfalismo, o el renegar de la cruz

Ricardo Benjumea
El Papa Francisco, durante una de sus homilías en la capilla de Santa Marta.

«Después de una atenta reflexión», la Santa Sede ha descartado la posibilidad de ofrecer las grabaciones de las misas diarias del Papa en la residencia de Santa Marta, o la transcripción de sus homilías. «Una publicación integral comportaría necesariamente una transcripción y una reescritura del texto en varios puntos», y se perdería «la espontaneidad y la familiaridad de las expresiones del Santo Padre». El padre Lombardi, director de la Oficina de Información, ya había expuesto con anterioridad estos argumentos, pero la semana pasada lo hizo de manera oficial, a través de una Nota.

La Santa Sede, sin embargo, ha encontrado una fórmula para responder al «grandísimo interés suscitado» por estas breves homilías, caracterizadas por su frescura y su tono directo. Radio Vaticano y L’Osservatore Romano continuarán publicando síntesis diarias, con muchas citas, de modo que quede también reflejado el tono, «el sabor genuino de las expresiones del Papa». El resumen de Radio Vaticano es más breve, pero se acompaña de algunos pasajes de audio. También el Centro Televisivo Vaticano ofrece algunas imágenes de las Misas. A todo ello, se puede acceder en la web news.va, mientras que, en la página oficial del Vaticano (www.vatican.va), se ha inaugurado la sección Meditaciones diarias del Santo Padre, aunque la lista de las traducciones al español es muy incompleta.

El Papa deja cada día alguna perla en estas homilías, a menudo una idea simple y breve, como cuando, la pasada semana, advirtió del peligro de «una Iglesia que reniega de los mártires» y «sólo piensa en los triunfos», olvidando la cruz. Pero en los últimos días ha habido también reflexiones más complejas, como la del sábado, en la que se refirió al escándalo de la Encarnación: «Cuántas veces se escucha decir: ¡Pero ustedes, los cristianos, sean un poco más normales, como las demás personas, razonables! Precisamente éste es un razonamiento de encantadores de serpientes… Pero detrás de esto está: ¡No vengan con historias de que Dios se ha hecho hombre! La encarnación del Verbo, ¡éste es el escándalo! Nosotros podemos hacer todas las obras sociales que queramos, y dirán: ¡Pero qué buena, la Iglesia, qué buena la obra social que hace! Pero si nosotros decimos que hacemos esto porque esas personas son la carne de Cristo, se produce el escándalo», del mismo modo que el motivo de la condena a muerte de Cristo fue justamente el presentarse como el Hijo de Dios. «Éste es el centro de la persecución. Si nosotros nos convertimos en cristianos razonables, en cristianos sociales, en cristianos sólo de beneficencia, ¿cuál será la consecuencia? Que no tendremos más mártires».

Dos días más después, el lunes, el Papa habló de tres tipologías dentro de la Iglesia: pecadores, corruptos y santos, en su comentario al Evangelio del día, la parábola de los viñadores homicidas. El peligro está en los segundos, que son «los adoradores de sí mismos», aquellos que pretenden convertirse en «los dueños de la Viña». Son personas que se acomodan y consolidan en su pecado, desde la ilusión de que «no tienen necesidad de Dios». Por ello, es necesario pedir al Señor «la gracia de sentirnos pecadores, pero verdaderos pecadores», no vagamente, de forma difusa y genérica, sino en lo concreto. Y, por esa vía, avanzaremos hacia la santidad.

Nuevo ciclo de catequesis

Muchas de esas reflexiones diarias se refieren a actitudes y comportamientos dentro de la Iglesia. La pasada semana, precisamente, el Papa abrió un nuevo ciclo de catequesis. Al llegar, dentro del ciclo de Audiencias generales sobre el credo, al artículo sobre la Iglesia, el Pontífice anunció que se detendrá en el tema del misterio de la Iglesia, que «nace del deseo de Dios de llamar a todas las personas a la comunión con Él, a participar como hijos suyos de su misma vida divina». Existen también «aspectos humanos» y defectos y pecados en las personas que la forman; «también el Papa tiene, y muchos», dijo, «pero lo bonito es que, cuando nos damos cuenta de ser pecadores, encontramos la misericordia de Dios que perdona siempre… Algunos dicen que el pecado es una ofensa a Dios, pero también es una oportunidad de humillación para darnos cuenta de que hay algo mejor: la misericordia de Dios».