El Papa al patriarca ruso Cirilo: «Hoy no se puede hablar de guerra santa o justa»

El Papa al patriarca ruso Cirilo: «Hoy no se puede hablar de guerra santa o justa»

Francisco ha mantenido una conversación telefónica con el patriarca de Moscú, en la que ambos han estado de acuerdo en que «la Iglesia no debe usar la lengua de la política»

María Martínez López
Cirilo, patriarca de Moscú junto al Papa Francisco en La Habana. Foto: AFP Photo/Adalberto Roque

«Las guerras son siempre injustas», le ha dicho este miércoles el Papa Francisco al patriarca Cirilo, de Moscú. En una conversación telefónica que ha confirmado el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, el Obispo de Roma ha transmitido al líder de la Iglesia ortodoxa rusa que «hoy no se puede hablar así», con términos como «guerra santa o guerra justa», que se usaban en otros tiempos.

La injusticia de las guerras radica en que «quien paga es el pueblo de Dios. Nuestros corazones no pueden no llorar ante los niños, ante las mujeres muertas, ante todas las víctimas de la guerra». También sufren «los soldados rusos». Por ello, «la guerra nunca es el camino. El Espíritu que nos une nos pide como pastores que ayudemos a los pueblos que sufren por la guerra». Las distintas iglesias, ha añadido, «están llamadas a reforzar la paz y la justicia».

No es frecuente que un comunicado de la Santa Sede reproduzca con tanto detalle una conversación entre el Papa y otra figura religiosa o política relevante. Las palabras del Santo Padre, además, cobran especial importancia dadas las numerosas críticas que está recibiendo Cirilo, incluso desde sus propias filas, por su apoyo a la invasión rusa. En su homilía dominical del 6 de marzo, por ejemplo, llegó a afirmar que «hemos entrado en una lucha que no tiene significado físico, sino metafísico».

Unir esfuerzos

Según Bruni, la conversación telefónica ha estado motivada «por la voluntad de indicar, como pastores de su pueblo, un camino para la paz, y de rezar por el don de la paz, para que cese el fuego». Durante la conversación, Francisco y Cirilo han estado de acuerdo en que «la Iglesia no debe usar la lengua de la política sino el lenguaje de Jesús».

Han añadido que «somos pastores del mismo santo pueblo que cree en Dios, Santísima Trinidad, en la Santa Madre de Dios. Por eso debemos unir nuestros esfuerzos de ayudar a la paz, de ayudar al que sufre, de buscar caminos de paz para que se detenga el fuego».

Las iglesias, han coincidido, «están llamadas a contribuir a reforzar la paz y la justicia». En este sentido, ambos han subrayado la excepcional importancia del proceso de negociación en curso. En la conversación han participado también el cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, y el metropolita Hilarión, jefe del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú.

Los diplomáticos rezan por la paz

Otro momento de la particular diplomacia de la Santa Sede se vivió pocas horas después de la conversación de Francisco con Cirilo. En la basílica de San Pedro, el Vaticano había invitado a los embajadores y miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede a una Misa por la paz presidida por el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin.

En la homilía, informa Vatican News, el número dos del Papa subrayó que el conflicto de Ucrania «no se trata solo de una operación militar, sino de una guerra, que siembra muerte, destrucción y miseria», cada vez con más víctimas. «La necesidad de ayuda humanitaria en ese atormentado país crece dramáticamente cada hora».

Frente ha esto, ha subrayado, la oración nunca es inútil. «Sobre todo, puede cambiar las mentes y los corazones», convirtiendo los de piedra en carne. «¿No pensáis que si realmente pusiéramos en práctica las palabras de Jesús, todos los conflictos de la tierra irían desapareciendo?». Citando el Evangelio del día, en el que la madre de Santiago y Juan pide a Jesús que sus hijos se sienten junto a Él en el reino de los cielos, Parolin ha apuntado que ahí laten dos conceptos distintos de la gloria: «La de los hombres, que es la búsqueda del éxito y el poder mundanos, y la de Dios, que pasa por la cruz».

«La paz que Dios nos enseña está estructurada por relaciones en las que, en lugar de esclavizarnos y luchar entre nosotros, nos servimos y somos útiles los unos a los otros, nos liberamos y crecemos juntos, de modo que cada uno hace existir al otro», ha abundado el secretario de Estado vaticano.

Y ha concluido pidiendo: «Ayúdanos a construir la paz. Consuela los corazones afligidos de tantos hijos tuyos, seca las lágrimas de los que están en la prueba, haz que la dulce caricia de tu madre María caliente los rostros tristes de tantos niños» separados de sus padres. Y también que salve a la tierra «de la destrucción de la muerte generalizada, que callen las armas» y esta «humanidad sorda» sepa «encontrar el valor de perdonar».