Es posiblemente la gran causa de que esta artista estadounidense haya dedicado su vida a la música y posiblemente de que sea la máxima exponente del soul, ese ritmo que sale del alma gracias a la mezcla de géneros como el góspel y el rhythm and blues que se lanzó a cantar en los años 60. Pero la relación con su padre pasó por diferentes momentos, algunos de ellos muy distanciados debido a las infidelidades de este, que llevaron a la madre de la cantante a divorciarse. Su progenitor se llamaba Clarence LeVaughn Franklin, aunque se le conocía como C. L. Franklin. Incluso tuvo el sobrenombre de la voz del millón de dólares por las altas cuantías que cobraba por dar sermones, muchos de los cuales se retransmitían por la radio los domingos. Hasta 4.000 dólares llegaba a pedir cada vez que se desplazaba a predicar a algún sitio. Era natural del estado de Misisipi, aunque empezó en la adolescencia en Memphis a predicar antes de dar el salto años después a la iglesia de Búfalo, en Nueva York. Tras ello llegó una etapa donde se convirtió en pastor bautista de la iglesia de Bethel en Detroit. Allí se llevó a su hija Aretha, que vivió con él y pudo sembrar la semilla de la música gracias a todo lo que se respiraba en materia de góspel e incluso con voces del jazz como Ella Fitzgerald o Dinah Washington. Su padre era amigo también de artistas de índole espiritual, como Mahalia Jackson, que pasaban por su casa. Aretha empezó a cantar esta música y a los 14 años ya grabó su primera maqueta. El resto es historia. Pero C. L. Franklin era un hombre que también grabó algunos discos religiosos; de hecho, tenía un grupo donde actuaba como cantante y con el que hacía giras a las que se llevaba a su hija. Supo ver el potencial de la pequeña y no quiso dejar escapar su talento. A su labor de predicador hay que añadir a este hombre el ser una de las personas más involucradas en la década de los 60 en el movimiento por los derechos civiles, siendo organizador de algunas marchas e incluso ejerciendo de gran confidente de Martin Luther King. Era un hombre muy cotizado en todo el país y en los diferentes lugares donde les interesaba uno de sus sermones se lo rifaban. Tras un incidente con un disparo que le dejó en coma, murió en 1984, a los 69 años. Un hombre con el que Aretha tuvo serios problemas por hechos deleznables que cometió, pero que le influyó sobremanera en su carrera musical.