El obispo José Luis Azcona, Premio Brunet a la Promoción de los Derechos Humanos

El obispo José Luis Azcona, Premio Brunet a la Promoción de los Derechos Humanos

La Universidad Pública de Navarra reconoce al agustino recoleto navarro, obispo emérito de Marajó (Brasil), por su la lucha contra la trata

Redacción
Agustino recoleto José Luis Azcona
José Luis Azcona. Foto: ARCORES.

El obispo emérito de la región brasileña de Marajó y agustino recoleto de origen navarro, José Luis Azcona, ha sido galardonado con el Premio Brunet a la Promoción de los Derechos Humanos 2021 concedido por la Universidad Pública de Navarra (UPNA) por su defensa de los derechos humanos y la sobreexplotación medioambiental en la Amazonia.

El fallo se dio a conocer el jueves, víspera del Día Internacional de los Derechos Humanos, en una rueda de prensa en la que intervinieron el presidente del jurado y vicepresidente de la Fundación Brunet, Joaquín Mencos Doussinague, y el secretario del jurado y catedrático de Derecho Constitucional de la UPNA, Alejandro Torres Gutiérrez.

El jurado, que concedió el premio a Azcona por unanimidad entre 82 candidaturas, destacó en el fallo su «lucha incansable por la promoción y por la defensa de los derechos humanos en Brasil, muy en particular por su firme actitud contra la explotación sexual y trata de menores y mujeres durante casi tres décadas», desde 1987 hasta 2016. Su «defensa activa por los derechos humanos», señaló el jurado, «ha puesto su vida en peligro» ya que en 2007 fue «amenazado de muerte por las mafias locales».

36.000 euros contra la trata

«Este esfuerzo a favor de los derechos humanos, especialmente de los más desfavorecidos, el respeto de la dignidad de la mujer y de los más débiles, son precisamente valores cuya consecución ha inspirado desde sus inicios a la fundación Jaime Brunet», ha asegurado el jurado.

La lucha del obispo «se ha dirigido también contra la destrucción del medio ambiente y la sobreexplotación de los recursos naturales y la pesca en la región. Su figura «es sin duda reconocida y admirada» en la Amazonia oriental «tanto por las comunidades locales como por las comunidades judiciales del Estado».

«Si nos pusiésemos en su lugar nos daríamos cuenta de las enormes necesidades que tienen apoyo en las comunidades locales, que están siendo empujadas desde hace décadas por intereses de empresas por deforestación y la sobrepesca», mencionó Mencos, denunciando que además el abuso contra los adolescentes, chicas y chicos, «está a la orden del día».

A su juicio, los 36.000 euros que acompañan el reconocimiento «seguro que estarán bien empleados» en cubrir las necesidades que «él sabe que tiene a su alrededor». En concreto, han adelantado desde la UPNA, el galardonado tiene previsto destinar la dotación del premio a desarrollar distintos programas de apoyo y protección de víctimas de trata llevados a cabo por la Fundación Ágape da Cruz, la Comisión Justicia y Paz y el Instituto de Derechos Humanos Dom José Luis Azcona.

Voces en contra

José Luis Azcona nació en Pamplona en 1940. Entre 1966 y 1970 residió en Alemania, donde trabajó como capellán de inmigrantes españoles. Desde 1985 trabaja en Brasil, donde se ha convertido en un «referente de la lucha en favor de los derechos humanos», asegura la UPNA citando la candidatura presentada por la Red Solidaria Internacional Agustino Recoleta (ARCORES). Especialmente en una región que «cuenta con los índices de desarrollo humano más bajos de todo el país».

Como ejemplo de su acción por los derechos humanos, en 2009 impulsó la Comisión de Investigación en el Parlamento del Estado de Pará sobre la violencia y abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes, especialmente en Marajó. En ella «informó de la implicación de políticos y empresarios en la captación de menores» que en ocasiones «eran abordados en las escuelas y en las calles a plena luz del día».

El texto indica que «sus artículos en la prensa local, a través de los cuales defendía a esos trabajadores y trabajadoras, causaron polémica e hicieron que algunos empresarios pidiesen a sus superiores que no se le permitiera opinar de estas cuestiones».

Desigualdades persistentes

El 10 de diciembre se conmemora la aprobación, en 1948, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Con el lema Reduciendo desigualdades, avanzando en derechos humanos, la ONU pone este año el foco en su primer artículo: «Todas las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos».

Sin embargo, Cáritas Española denuncia que en el contexto de la pandemia, en nuestro país «muchas situaciones de exclusión y vulnerabilidad no han encajado en las ayudas y prestaciones por carecer de los requisitos documentales necesarios». Además, para acceder a ellas es necesario utilizar las nuevas tecnologías, «lo que ha dejado fuera a las personas más vulnerables». Por otro lado, la entidad denuncia cómo el sur global vive «cada día, con mucha más crudeza, el aumento de la desigualdad en el tratamiento en la COVID 19 y la prevención de futuras situaciones como las que ahora vivimos».

Misiones Salesianas, por su parte, pone el foco en casos como el de Alpha y Lamin, dos menores condenados a cadena perpetua en Sierra Leona solamente por haber sido testigos de un asesinato. Dentro de su campaña Inocencia entre rejas, Ana Muñoz, portavoz de la entidad, recuerda que los miles de menores privados de libertad en cárceles de adultos en el mundo «sufren una de las mayores vulneraciones de derechos». Aunque la privación de libertad debería ser el último recurso, en Sierra leona «hay muchos por faltas leves y un 59 % aún no tiene sentencia».

Pero la ONG de los salesianos recuerda también a niños como Jonás, que vivió en las calles de Cotonou (Benín) trabajando en el mercado; Pakrasan, que trabaja en las fábricas de ladrillos de Hyderabad (India); Margarite, que fue dada en matrimonio antes de tener la mayoría de edad; o los niños migrantes que llegan a Tijuana (México). Situaciones que los religiosos de Don Bosco trabajan cada día para revertir, y ante las que reclaman a los gobiernos y a la comunidad internacional un «verdadero compromiso».