El nuevo Papa «es uno de nuestra cultura, no tiene remilgos y no se las da de nada»
Argimiro Martínez se reunió con León XIV en varias ocasiones. Le empujó a abrir un nuevo colegio agustino diciendo: «¿Os reclaman? ¿Tenéis medios para estar? ¡Pues adelante!»
Argimiro Martínez es el prior de la comunidad que vive el Colegio San Agustín de Madrid. «Soy de alguna manera el que está sirviendo a mis compañeros de comunidad, somos 17», cuenta a Alfa y Omega cuando le visitamos. Según nos revela, antes de ser elegido Papa León XIV, Robert Prevost «ha estado aquí siete u ocho veces y durmiendo cada vez en casa dos, tres o cinco días» como prior general de la congregación.
También «estaba normalmente cuando teníamos alguna reunión importante de los agustinos sobre educación o pastoral», pues «el colegio tiene buenas instalaciones para reuniones de grupos grandes y él asistió en varias ocasiones». E incluso de manera más formal «en los capítulos provinciales que celebramos cada cuatro años». «Yo he tenido la suerte de estar en tres con él», recuerda Martínez, quien reivindica que —antes de su elección— León XIV «ha estado en prácticamente todos nuestros actos y no había distancias» pese a ser su superior. «Es un hombre muy cercano, muy observador, escucha mucho y es súper sencillo», valora. A lo que añade que, tras 40 años en Perú, «es uno de nuestra cultura hispana, no tiene remilgos en presentarse o estar con nosotros y no se las da de nada».
Según revela el padre Argimiro, «en los capítulos generales hemos discutido los temas de tú a tú». Y tiene un ejemplo concreto. «El último debate importante fue sobre la creación del Colegio San Agustín Los Negrales, en Villalba, hace unos 15 años. Aquello generaba desacuerdo entre nosotros, ya teníamos pocas vocaciones y sabíamos que, según fuéramos cumpliendo años 10 o 12 años después, no habría allí ningún agustino». La respuesta del entonces prior general fue «fantástica»: «¿A vosotros os quieren? ¿Os reclaman allí? ¿Tenemos medios para estar? ¡Pues adelante! Si dentro de diez años no tenemos gente, Dios dirá», le imita el religioso.
Argimiro Martínez confiesa que, cuando lo conoció, «nunca pensé que este hombre podría acabar como Papa». No obstante, al ser convocado al cónclave, «por si surgía, yo le dije a los frailes: “Si sale Papa, nos vamos todos a rezar a la capilla y después a celebrar”» con un aperitivo muy sencillo en la comunidad. Y ahora, ya elegido, siente «una emoción indescriptible». «Uno se enorgullece, es una alegría inmensa».
El talante agustino
Según el prior de la comunidad del colegio, el mensaje que León XIV dio ayer desde la logia central de la basílica de San Pedro «ha sido muy agustino», con varias citas directas del obispo de Hipona y referencias explícitas a «la unidad y la paz», dos temas recurrentes para el santo. «San Agustín vivió al final del Imperio Romano, en un momento de crisis social en todos los ámbitos», opina Martínez, lo que parece convertirlo en un Pontífice idóneo para el «cambio de época» sobre el que a menudo habló el Papa Francisco.
Repasando la biografía de su fundador, Argimiro Martínez recalca que san Agustín «fue un elemento de unidad en aquel momento», por lo que «en nuestros grupos siempre hemos tratado de hacer de pegamento entre todos nosotros».
Volcados principalmente en la educación, «ser agustino implica un talante de apertura, de cercanía, de comunión, de amistad y de paternidad». «Los alumnos nos ven siempre en el patio, en el deporte, en el teatro, en las excursiones… se trata de hacer comunidad», resume el padre Argimiro.