El misterio central de nuestra fe - Alfa y Omega

El misterio central de nuestra fe

José Francisco Serrano Oceja

El primer efecto de estas pedagógicas páginas, para el lector atento, es la mayor conciencia de la presencia de la Trinidad en nuestra vida. Fuimos bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Cada vez que asistimos a la santa Misa; cada vez que, según la piadosa costumbre cristiana, nos levantamos, nos acostamos, salimos de casa, o iniciamos una oración o un acto litúrgico, lo hacemos en el nombre de la Trinidad Santa, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta inserción a través de la gracia, esta presencia de Dios, Uno y Trino, en la palabra y en el pensamiento, ¿incide radicalmente en nuestra forma de estar en el mundo de la vida? J. Van Ruysbroeck escribió aquellas bellas palabras: «Dios ha amado a cada alma como un espejo viviente en el que ha impreso la imagen de su naturaleza. De esta manera vive él en nosotros por su imagen y nosotros en Él, pues nuestra vida creada es, sin intermediarios, una con esta imagen y con esta vida que tenemos eternamente en Dios».

El misterio de la Trinidad es el misterio central de nuestra fe y de la vida cristiana. Al decirlo de esta forma el Catecismo de la Iglesia católica, está incidiendo en que el misterio de la Trinidad divina constituye un aspecto esencial y absolutamente característico de la fe cristiana. Es posible que este misterio haya estado alejado de la comprensión de los fieles, pero no de la vida de los fieles. ¿O sí? Después están quienes afirman, sin matices, que los cristianos somos monoteístas en la práctica. Si así fuera, el cristianismo no sería cristianismo, ¿y los cristianos serían cristianos? Otra cuestión es la perspectiva desde la que se ha estudiado y explicado este misterio de los misterios, formulación que, por cierto, no hay que relacionar con la definición de hombre de Alfred Hitchcock.

Tradicionalmente, se explicaba la Trinidad partiendo de la esencia divina para después referirse a las personas. La apuesta de José Antonio Sayés, una de las personas que más está haciendo en España por divulgar la sana teología y por ofrecer instrumentos adecuados para la formación de los sacerdotes y del pueblo cristiano, es la de partir de la denominada técnicamente economía salvífica, realizada por las misiones del Hijo y del Espíritu Santo, teniendo en cuenta que el Dios del Antiguo Testamento es el Padre de Cristo, para analizar después la única esencia que comparten; una perspectiva que está en el Catecismo de la Iglesia católica y en la más reciente teología. Se parte, pues, del Dios de la salvación para llegar a la esencia, en sí, de Dios. Lo dice nuestro autor, siendo consciente de los límites de su ejercicio, pero también del esfuerzo que ha realizado con este libro, que bien merece una lectura atenta, incluso de los gráficos que incluye: «Trataremos, pues, de enfocar el misterio trinitario desde la historia de la salvación realizada por las personas divinas y de penetrar en su misterio interior de una forma pedagógica y clara. La teología no podrá nunca llegar a indagar este misterio de forma total; pero, si comprendemos bien los conceptos de naturaleza y de persona, habremos dado un paso positivo». Y el autor lo ha dado en nuestro beneficio.

Comprender la Trinidad
Autor:

José Antonio Sayés

Editorial:

San Pablo

Año de publicación:

2013

Páginas:

160

Precio:

11,10 €