Aún tenemos en la retina las impactantes imágenes de Unplanned, la película de 2019 que contaba la historia real de Abby Johnson, directora de una clínica abortista Planned Parenthood de Texas. Durante su mandato se realizaron más de 22.000 abortos en la clínica. Cuando fue consciente de la barbarie de su trabajo, Abby abandonó la empresa y se convirtió en una activa promotora de la cultura provida. La película desvelaba el fabuloso negocio que suponen los abortos para la multinacional Planned Parenthood, y fue machacada por todos los voceros del poder, como las revistas o periódicos Variety, The Hollywood Reporter, Los Angeles Times… que la tildaron de panfleto, basura o propaganda barata.
Este linchamiento mediático está también garantizado para El grito silencioso, que, dirigida por Cathy Allyn y Nick Loeb, nos cuenta la historia del famoso doctor Bernard Nathanson (Nick Loeb). Después de haber practicado con sus manos más de 70.000 abortos, incluso el de su propia hija, tuvo la misma toma de conciencia que Abby Johnson y dedicó el resto de su vida a contarle al mundo los horrores y mentiras que envuelven el discurso abortista. Además de los libros que escribió denunciando este genocidio, Nathanson realizó en 1984 un documental, El grito silencioso, qua da nombre al filme que comentamos esta semana.
Pero la película no solo sigue la trayectoria de Nathanson, judío ateo que, tras su rechazo de su pasado abortista, se convirtió al catolicismo, sino que recrea el proceso judicial que terminó con el Tribunal Supremo de los Estados Unidos pronunciándose a favor del aborto en 1973. A pesar de la opinión personal antiabortista de algunos de los nueve miembros del tribunal, las presiones sociales que vivieron y el hecho de que algunas de sus esposas e hijas trabajaran para Planned Parenthood, llevaron a la mayoría de los jueces a votar a favor del aborto. Ese caso judicial se conoció como Roe contra Wade, y lo montaron artificialmente unos líderes abortistas en el Estado de Texas para conseguir la legalización del aborto.
Otro tema que trata el filme es el de la entrega incondicional de los grandes medios de comunicación a la causa abortista; medios que publicaban, sin cotejar ni verificar, los datos descaradamente falsos e imposibles que Nathanson y su amigo Larry Lader (Jamie Kennedy) inventaban sobre la marcha: sobre el número de abortos ilegales, el número de mujeres fallecidas por esa causa, el porcentaje de médicos proabortistas, etc. Una entrega a la causa que vemos que persiste, por la forma en que son tratadas estas películas en las páginas de cine de los medios. El grito silencioso está contado a través de la voz en off del personaje de Nathanson, y no huye de ninguna de las grandes cuestiones que están implicadas en la reflexión sobre el aborto: legales, antropológicas, médico-científicas, religiosas, sociales, económicas… y lo hace de forma desinhibida, ignorando tabúes y dándole una patada en el trasero a la corrección política. Que nadie espere escenas morbosas de fetos convulsionados. La película no va de eso.
Cathy Allyn y Nick Loeb
Estados Unidos
2021
Drama
+16 años