Esta comedia del absurdo nos presenta a dos personajes que se encuentran en un bar, y llenan la escena con unos diálogos algo irregulares sobre el amor y la paternidad. Pero ante todo, trata del encuentro entre dos desconocidos que entablan una estrecha amistad. Situaciones absurdas y algo surrealistas, como la primera escena, donde un hombre vestido de capuchino entra en un bar ya cerrado para pedir pan de torrijas, el capricho de su esposa embarazada.
Los dos protagonistas realizan una actuación más que notable; José Luis Gil (Juan Cuesta en Aquí no hay quien viva), y Mauro Muñiz de Urquiza, que además es guionista, pianista de jazz y compositor, bajo la acertada dirección de Manuel Gancedo. Sobre un escenario único, la barra del bar, y con vestuario sencillo, interpretan además música y piano en directo, aderezado por una proyección de video de testimonios cómicos.

Por la música promocional, puede parecer una imitación de la serie Cheers, aquel bar americano donde se juntaba un grupo de amigos para tomar una copa y compartir sus vidas. Pero no es lo que parece. En este caso nos presenta a dos hombres muy diferentes. Uno es Charlie, el rockero, el dueño del bar, que vive la noche, descarado y casi de vuelta de todo. El otro es un hombre más formal, de costumbres antiguas y algo ingenuo. Sin embargo, sus vidas no son lo que parece. Ambos esconden algo y disimulan aquellos aspectos de su vida que les avergüenzan o que les gustaría cambiar.
Entre copa y copa, encuentro tras encuentro, van abriéndose al otro, compartiendo sus vidas, hasta llegar a la gran prueba de fuego: El gran favor, que va a poner en jaque su amistad. Un texto que prometía pero que sin embargo va perdiendo altura de miras. La nota discordante la ponen unos desafortunados chistes escatológicos, y unos gemidos sexuales que evocan la risa más baja, lo más chabacano, alejado de toda reflexión y contrario a la sutileza inteligente.
★★★☆☆
Teatro Reina Victoria
Carrera de San Jerónimo, 20
Sevilla, Sol
OBRA FINALIZADA
