El nuevo golpe de Estado en Burkina Faso podría desembocar en guerra civil - Alfa y Omega

El nuevo golpe de Estado en Burkina Faso podría desembocar en guerra civil

El presidente Damiba pide a los golpistas que se rindan «para evitar una guerra fratricida». Es el segundo levantamiento militar en tan solo ocho meses

Redacción

Apenas ocho meses después del último levantamiento, un grupo de militares ha perpetrado en las últimas horas un nuevo golpe de Estado en Burkina Faso. Según medios locales, el presidente, el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, fue relevado de sus funciones. Los golpistas lo anunciaron en la televisión estatal, RTB. La confusión reina en Burkina Faso que ahora estaría en manos del capitán Ibrahim Traoré de las Fuerzas Armadas de Burkina Faso. El parlamento interino ha sido disuelto y la constitución suspendida. Además, las fronteras del país estarían cerradas y los militares habrían impuesto el toque de queda.

Antes del golpe, el presidente Damiba había explicado que estaba negociando con sus “hermanos” de las Fuerzas Armadas y había llamado a la población a mantener la calma. Porque desde primeras horas de la mañana del viernes se habían visto grupos de militares en las principales zonas de la capital, Uagadugú. Los militares también habían bloqueado el acceso al Palacio Presidencial y, por la noche, empezaron a escucharse disparos en la capital. Al mismo tiempo, hombres armados rodearon la sede de la radio y televisión RTB. «La televisión nacional no emite, pero los medios de comunicación independientes están activos e informan de que hay un intento de golpe de Estado en marcha. Si se conseguirá o no es todavía una incógnita. Estamos a la espera de acontecimientos», explicaban a la Agencia Fides algunas fuentes desde el país.

Por su parte, Damiba ha hecho publico un comunicado en el que invita a «entrar en razón para evitar una guerra fratricida que ahora Burkina Faso no puede permitirse». En su mensaje desmiente que esté refugiado en una base militar francesa e invita a los civiles «a mantener la calma».

El pasado mes de enero los militares encabezados por el coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba tomaron el poder so pretexto dar mayor seguridad a un país que vive en continua inestabilidad por la presencia de grupos yihadistas del Estado Islámico y de Al-Qaeda que se están extendiendo cada vez más en por todo el país, así como por los vecinos Malí y Níger. El golpe fue celebrado por la población, cansada de las promesas del presidente Roch Kabore incapaz de frenar la avanzada terrorista. El cambio de gobierno tampoco trajo consigo un aumento de la seguridad hasta el punto de que muchas poblaciones del norte del país viven en constante asedio de los violentos y, según recoge Fides, tienen que recibir alimentos y productos de primera necesidad lanzados desde el aire. La violencia perpetrada por los yihadistas ya ha provocado casi dos millones de desplazados internos en uno de los países más pobres y menos desarrollados del mundo.