El Evangelio es la esperanza de Europa - Alfa y Omega

El Evangelio es la esperanza de Europa

«La Unión Europea puede y debe ser un proyecto de esperanza; lo fue, y tiene que volver a serlo». Son palabras del eurodiputado Jaime Mayor Oreja, en la XLI Semana Social de España, celebrada, la pasada semana, en Santander. El nuncio, monseñor Renzo Fratini tiene claro cuál es el camino: una «gran misión para reevangelizar Europa»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Es necesaria una nueva evangelización de Europa, sin renunciar a la presencia de la fe cristiana en la vida pública.

El primer requisito para poder salir de la crisis que estamos atravesando es reconocer su origen; sólo así se podrá vertebrar un futuro asentado sobre una base realista. La XLI Semana Social de España, celebrada la semana pasada, del 18 al 21 de abril, en Santander, bajo el lema Europa, ¿un proyecto esperanzador?, fue inaugurada por el nuncio de Su Santidad en España, monseñor Renzo Fratini, quien aseguró que la pérdida de valores y de identidad que padecemos hoy se debe a una tendencia egoísta «que nos lleva a pensar sólo en nosotros mismos» y «sólo en la riqueza y en el bienestar material». Por este motivo, es necesario «luchar continuamente para recuperar los valores perdidos», como «la solidaridad, la paz, la justicia social, la caridad, o el respeto a la familia o a la vida». Son valores «que la democracia debe respetar», ya que, «sin Dios, se puede convertir en una dictadura». En este sentido, la Iglesia tiene actualmente la «gran misión de reevangelizar Europa», para evitar que el viejo continente «pierda su identidad y el sentido de la interioridad». Monseñor Fratini confirmó que «la Iglesia tiene que continuar dando testimonio del Evangelio en la civilización europea», incluida la transmisión del Evangelio en la política: «El deber de un político cristiano es traducir en la realidad de cada día los valores cristianos», señaló.

El obispo de Santander, monseñor Vicente Jiménez Zamora, subrayó asimismo la necesidad de «empeñarse en una nueva evangelización de Europa, demostrando la fecundidad del cristianismo y sin renunciar a la presencia de la fe cristiana en la vida pública».

No cabe echar balones fuera

El eurodiputado don Jaime Mayor Oreja tuvo a su cargo la conferencia inaugural, sobre La Unión Europea, un proyecto de esperanza, en la que destacó que hoy, en realidad, «Europa no sólo corre el riesgo de dos velocidades —la de los países más ricos y la de los más pobres—, sino que la crisis y la recesión puede instalar dos concepciones contradictorias de Europa: la de aquellos que consideran la Unión como una oportunidad de liderazgo, y la de aquellos otros europeos que consideran a la Unión como un gendarme desagradable y feroz». Para el eurodiputado español, la causa se encuentra en «la profunda crisis moral y de conciencia en que se ha sumido durante los últimos años el modelo social occidental, en el que los valores han sido debilitados y sustituidos por los contravalores». Ante esta situación, «no cabe echar balones fuera; todos somos responsables».

El señor Mayor Oreja denunció que «el bienestar del que hemos disfrutado, la prosperidad económica, nos ha llevado a todos a un exceso de autoconfianza, a una cierta indolencia, a una comodidad colectiva: nos hemos emborrachado de comodidad». Al mismo tiempo, se ha generalizado «un modelo social basado en esa dañina cultura del todo vale, basado en no creer en nada, en creer que no existen derechos y obligaciones, en enaltecer una actitud del mínimo esfuerzo». Por todo ello, «recuperar el proyecto europeo será imposible si no recuperamos la claridad moral que le dio origen. Si no recuperamos el porqué que lo inspiró. Si no recuperamos los valores y el legado cultural alrededor del cual se fundó». Asimismo, «debe imprimirse a la política una fuerte dosis de humanismo», y «dotar de fortaleza a los conceptos vertebradores de la sociedad: la familia, la educación y la nación».

Y don Jaime Mayor Oreja concluyó: «La Unión Europea puede y debe ser un proyecto de esperanza; lo fue, y tiene que volver a serlo. Y para ello debe recuperar su propia entidad moral, sus valores y sus principios; debe ser consciente de su propia decadencia, y de las causas de esa decadencia, que no son económicas. La decadencia económica es la consecuencia de una decadencia cultural a la que hay que poner fin».

Otro de los ponentes de la Semana Social fue el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, quien señaló así el reto al que hoy nos enfrentamos: «No se trata tanto de reevangelizar, sino de evangelizar más en profundidad. Nos hemos quedado, tal vez, en el aspecto puramente intelectual, en la transmisión de doctrinas, cuando lo que debemos anunciar es a una persona viva: Jesucristo, que vive en medio de nosotros».