El día que Hank Williams vio la luz - Alfa y Omega

En el imaginario colectivo, cuando se hacen referencias a la noche muchas veces lleva implícita la tentación por la que después hay que redimirse. Acercarse a la luz, abrirse a la espiritualidad y seguir el camino correcto fueron los mensajes que un cantante de Alabama quiso suministrar a sus compatriotas en plenos años 40.

Hank Williams es hoy todo un emblema de la música country, pero en aquel momento no era más que un joven con una voz prodigiosa y graves problemas con la bebida. Necesitaba que le administraran el dinero que ganaba tocando, y, ni aun así, podían calmar a ese chico que desde pequeño empezó a cantar en las emisoras de radio locales. Unos problemas con el alcohol que le causaron altercados con la autoridad y con la industria de la música. Llegó a ser expulsado de la comunidad del Grand Ole Opry, la más prestigiosa del country, debido a sus desaires. Muchos alegan que tenía esa adicción debido a los dolores de espalda que padecía por una enfermedad de nacimiento, la cual, además, le amargó el carácter.

En enero de 1947 Hank escribió I saw the light, una canción que pasó desapercibida cuando fue publicada, pero que se ha convertido en uno de sus grandes éxitos y en referencia para la música cristiana. Estaba regresando de un espectáculo rumbo a Montgomery, en Alabama. Su madre, Lily, les llevaba de vuelta tanto a él como a su banda, The Drifting Cowboys, cuando de repente se despertó en mitad de la noche viendo las luces de un aeropuerto. Estaba borracho, tumbado en el asiento trasero cuando esta le dijo: «Acabo de ver la luz», refiriéndose al destino final del trayecto. Esto, poco después, tuvo resultado en forma de melodía: «He vagado sin rumbo, en una vida llena de pecado. / No dejaba entrar a mi amado Salvador. / Entonces Jesús vino como un extraño en la noche. / Alabado sea el Señor, vi la luz». En esta canción además se hacían referencias a los Evangelios de Mateo y Juan, e incluso al Apocalipsis. Williams se basó en los ritmos de un cántico espiritual llamado He set me free, de Albert E. Brumley. Un Hank que además grabó temas de góspel a lo largo de su carrera bajo el apodo de Luke, the drifter, y que murió a los 29 años, en 1953, por problemas en el corazón. Un músico que quiso redimir sus pecados a través de la canción.