El cardenal Rouco, ante el Adviento: «Nadie puede pecar contra los niños»
A las puertas del Adviento, Javier Alonso Sandoica ha entrevistado al cardenal arzobispo de Madrid en COPE:
Después de la solemnidad de Cristo Rey, empieza el nuevo año litúrgico, en el marco de la Misión Madrid. ¿Cuál es su reflexión ante este Adviento?
Jesucristo, Rey del Universo es la solemnidad con la que culmina el año litúrgico, una fiesta que nos recuerda que hemos vivido todo el año dentro del misterio de la persona y de la obra salvadora de Cristo, que culminó en la Pascua. Y el último día nos recuerda que Cristo triunfa, ha triunfado, ha reinado y reina, en el corazón de los hombres; reina a través de la Iglesia en el corazón del mundo, y quiere reinar. Y reinar Cristo es que reine la verdad de Dios, la gran verdad, que reinen las promesas de felicidad eterna, de vida perdurable. Decir esto puede parecer más o menos poético, pero es la realidad, y la Iglesia nos da a conocer cómo genera comunión en el mundo, y en este momento tan complicado y difícil, en la gente más necesitada, en las familias, en los matrimonios, en España, donde tanta falta hace.
En el discurso inaugural de la Asamblea Plenaria del episcopado, nos recordaba el reconocimiento del matrimonio en su especificidad.
Lo recordábamos claramente: es necesario que se pueda, también civilmente y socialmente, ejercer el derecho de ser esposo y esposa, padre y madre, hijo e hija, y que a todos los niños se les reconozca el derecho a tener padre y madre, eso es importantísimo, y decisivo. Ese derecho del niño es un derecho fundamental, un derecho primario. A veces, no se puede realizar, por causas que no tienen nada que ver con la voluntad del hombre, por esos factores impersonales que son la muerte, un accidente, por factores de los que no son culpables ni el niño, ni la familia en la que vive…, pero lo que no se puede es negarle al niño, de entrada, el derecho a tener padre y madre; a ningún niño. Es lo que quisimos recordar en la Plenaria, teniendo en cuenta la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la constitucionalidad de la ley vigente que reconoce el matrimonio entre personas de un mismo sexo.
No podemos pecar contra los niños. Nadie. Si lo hemos hecho alguna vez, tenemos que pedir perdón a Dios y hacer una penitencia muy grande por esos pecados. Después, hemos hablado, naturalmente, de la familia y de la situación en la que se encuentra, de la crisis que la afecta; le afecta la crisis económica, naturalmente, pero también la crisis moral de fondo. Y, para salir de la crisis, hay que recuperar el corazón, el alma de la familia, el mundo interior de la familia. Así se resuelve la crisis social y a medio y largo plazo también las crisis económicas. Aún ahora, para mucha gente la familia es la solución de la crisis, el padre, la madre, los abuelos, los hermanos, que reciben, que ayudan. Por eso hay que proteger a la familia a toda costa, y por eso también nosotros reclamamos que no se las deje sin hogar, que se haga todo lo posible para que nadie se quede sin hogar por razones económicas y sin culpa de las personas, y sin posibilidad de encontrar otro camino parar resolver el problema.
Será importante para nuestra Misión Madrid realizar las catequesis adecuadas sobre los sacramentos de iniciación cristiana…
Claro, está a punto de salir el segundo Catecismo de la Conferencia Episcopal Española, ya para los preadolescentes y adolescentes, un catecismo para muchachos entre los 10, 11, 12 años y los 14, 15 años, y es importantísimo que acertemos con el Catecismo, porque es un instrumento pedagógico imprescindible para creer con la Iglesia, creer con Cristo, creer en Cristo, creer en la Iglesia, creer en Dios, conocer al hombre a fondo, y hacerlo verdaderamente, en verdad, no de forma recortada, mistificada, cambiada, o escasa. Conviene que lo puedan conocer plenamente. El primer documento de la tradición de la Iglesia donde se entrega la Palabra de Dios al hombre son los libros de la Sagrada Escritura, que nacen del corazón de la Iglesia: el Nuevo Testamento y el Antiguo Testamento. Conviene que conozcan la verdad de la fe desde las fuentes de la Palabra de Dios a través de Cristo y en Cristo, y a través de la Iglesia, y luego de su vivencia, su proclamación, su reflexión, su conocimiento; a través de la tradición de la Iglesia, llega viva esa Palabra hasta nuestros días. El Catecismo es un instrumento para hacer ese proceso de una forma razonable, es decir, llamando la atención también de la razón, para que se den cuenta de que la razón encuentra eso no sólo razonable, sino una luz que ella no tiene, de la que carece, y que de algún modo muy lejanamente uno en el fondo del corazón suspiraba y suspira por tenerla.
También hemos hablado de la vida consagrada, y del acto final de Año de la fe en España, que será la celebración de una beatificación de más de 500 mártires españoles del siglo XX, casi todos, por no decir todos, no sé si alguno de antes del 36, de los años a partir del 36. Hemos acordado que se celebre en Tarragona, que es la diócesis que de entre esos más de 500 mártires aporta un gran número, entre ellos su obispo auxiliar y 60 sacerdotes. Esperamos que allí todo el episcopado español y muchos fieles de toda España podamos celebrar ese gran momento de reconocimiento de unos testigos de la fe que dieron su sangre por Cristo.