Osoro a los jóvenes: «No queremos hacer una humanidad de ladrones»
El pasado viernes, 5 de mayo y primero de mes, el cardenal arzobispo de Madrid celebró la tradicional vigilia de oración con jóvenes en la catedral de Santa María la Real de la Almudena. El prelado no quiso descuidar un nuevo encuentro en este mes de mayo que «el Señor nos regala», señaló, «para hacernos ver el regalo inmenso que nos hizo dándonos a su Madre». Así, a la luz del Evangelio, en un templo repleto de jóvenes procedentes de lugares distintos, comunidades diversas y espiritualidades diferentes, el arzobispo les recordó «lo que el Señor nos enseña»: a «acercarnos a los hombres», a «estar con una originalidad en medio de ellos» y a «caminar siendo, para todos, reflejo de Jesús».
En primer lugar, destacó la posibilidad de acercarnos como ladrones, como bandidos y salteadores, o como Jesús: «Si nos acercamos como ladrones, estamos robando a los hombres». Y «cuando al ser humano no le contemplamos en la totalidad de lo que es –que, en definitiva, es ser imagen y semejanza de Dios», continuó, «cuando le tratamos de otra manera y le utilizamos como una cosa más, estamos robando y estamos destruyendo la convivencia en esta humanidad». De esta manera, insistió en que «la herida más grande que se puede provocar es robar al ser humano su dignidad».
El cardenal recordó que «no queremos hacer una humanidad de ladrones», ni «tampoco ser bandidos» y, para ello, animó a los presentes a vivir la parábola del Buen Samaritano y a ir tras las huellas del Buen Pastor. «Él, el Señor a quien contemplamos –dijo– es la puerta» y «quien entra por la puerta, ni roba ni hace daño». Así mismo, les alentó a seguir los pasos de Jesús: «Son pasos para dar vida a los hombres, no son pasos de muerte; amando como Él ama y dando la vida como Él me la pida».
Solo el amor de Dios nos hace libres
En un ambiente donde la presencia del Santísimo mantenía en vilo al corazón de cada uno de los presentes, el arzobispo de Madrid les incitó a preguntarse por Jesús: «¿Cómo te quieres tú acercar a los hombres?», porque «dependiendo de cómo nos acerquemos, haremos un mundo muy distinto»; «y la belleza de este mundo cambiará dependiendo de cómo nos acerquemos a los hombres».
Además, hacerlo de un modo original y único, «como en el Evangelio, cuando dice que conoce a las ovejas y las llama por su nombre». El Señor, aseveró, «nos conoce, nos llama por nuestro nombre, nos viene a sacar de la muerte y nos viene a dar su vida», y «lo hace amándonos incondicionalmente, dándonos su amor, el que nos hace libres» porque «solo el amor de Dios nos hace libres».
«Haced lo que Él os diga»
Finalmente, el prelado destacó la posibilidad de caminar siempre delante de los hombres, «abriendo horizontes, dando esperanza, dando la vida y siendo voz que anima y reclama la dignidad de los demás para los que no la tienen».
Como María, rememoró, «haced lo que Él os diga» porque, como en las Bodas de Caná, «cuando hicieron lo que Él dijo, volvió a existir fiesta». Y la fiesta de este mundo «se hace, como nos recuerda nuestra Madre, haciendo lo que Él nos dice».
Caminemos delante de los hombres como Jesús, concluyó, «dando esperanza, horizontes, vida, entrega y mostrando el servicio incondicional a los que son imágenes de Dios».
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