El Camino abre una nueva casa en Betania
La Domus Betania, nuevo centro de formación de esta realidad eclesial en Tierra Santa, ayudará a sacerdotes de todo el mundo a profundizar en la primera Iglesia. Continúa así el sueño que tuvo la coiniciadora Carmen Hernández
De camino a Jericó, en las laderas orientales del monte de los Olivos, a solo cinco kilómetros de Jerusalén, emerge la antigua ciudad de Betania, donde el Evangelio sitúa la resurrección de Lázaro cuatro días después de su muerte y donde Cristo solía descansar cuando subía a Jerusalén desde Galilea. En ese punto —que ahora la guerra ha vaciado del traqueteo bullicioso de los turistas— abrió sus puertas el 6 de abril la nueva casa de formación del Camino Neocatecumenal. La Domus Betania surge en medio de los sollozos de un conflicto eterno que ha arrancado de cuajo la niñez de cientos de niños palestinos e israelíes. «Ha sido un símbolo de esperanza para muchas familias, también árabes cristianas, que hemos empleado en las labores de reforma tras haberse quedado sin trabajo de la noche a la mañana por la situación. La mayoría trabajaba en el sector del turismo y, aunque el conflicto está muy localizado y no es peligroso, hay muy pocos peregrinos», resalta el sacerdote italiano Francesco Voltaggio, responsable del centro, que lleva más de dos décadas en Tierra Santa.
Además de acoger a los peregrinos de paso, este complejo será también un centro de formación para que sacerdotes y laicos puedan hacer estudios de Teología profundizando en el pasado de los seguidores de aquel judío de Nazaret (Galilea), que proclamaba por las calles de Jerusalén que el Reino de Dios, anunciado por los profetas de Israel, había llegado. «Se trata de una oferta de estudios singular sobre los orígenes cristianos reconocida por el Dicasterio del Vaticano para la Educación y la Cultura. Está promovido por la Pontificia Universidad Lateranense de Roma», asegura este sacerdote, convencido de que la Iglesia tiene que volver a las fuentes originales para inspirar su renovación. En todo caso, se trata de un diploma con ciertos aspectos novedosos que dura doce meses: «Aquí ya hay facultades bíblicas muy buenas que se dedican al estudio pormenorizado de la Sagrada Escritura. Pero estos estudios profundizarán en la primera Iglesia, en la Iglesia apostólica, con excursiones específicas a todos los lugares santos de Palestina, e incluirá también cinco días en Egipto y seis días en Jordania».
2000: Domus Galilea. San Juan Pablo II bendice esta casa durante su histórico viaje a Tierra Santa.
2003: Domus Mambré. Inauguración del segundo centro de formación y acogida del Camino Neocatecumenal en Tierra Santa.
2024: Domus Betania. Será también un centro de formación para que sacerdotes y laicos profundicen en los orígenes del cristianismo.
Este centro despliega, además, una arquitectura plagada de significado teológico, diseñada por Kiko Argüello —iniciador del Camino Neocatecumenal— con un gran atrio, el claustro, la biblioteca, la capilla y el santuario de la Palabra. «La Iglesia, en cada época, ha intentado mostrar en su arte, en su liturgia, en toda su acción, la belleza de Jesucristo, que es el más bello entre los hijos de los hombres», detalla.
Voltaggio era desde 2007 el rector del Seminario Internacional Misionero Redemptoris Mater de la Domus Galilea, el primer centro internacional del Camino Neocatecumenal, levantado justo a orillas del lago de Tiberíades, en el monte de las Bienaventuranzas, junto a la ciudad de Cafarnaún y que cuenta con 100 habitaciones. «Esta primera casa dio forma al sueño de Carmen Hernández —coiniciadora del Camino— y de san Pablo VI para que la Iglesia tuviese un lugar más amplio para acoger a los cristianos. Surgió para dar la posibilidad de pasar un tiempo en Tierra Santa a cuantos más cristianos mejor; especialmente presbíteros y seminaristas», incide. La segunda fue la Domus Mambré de Jerusalén, donde, entre otras actividades, se hacen cursos específicos sobre la Sagrada Escritura.
No son propiedad del Camino
La normativa canónica deja claro que el Camino Neocatecumenal, presente en más de 130 países, es un «bien espiritual para la Iglesia» por lo que no cuenta con una cartera financiera propia. De hecho, ninguna de estas casas son propiedad suya. «Está prohibido que tengamos una propiedad. La Domus Galilea es de los franciscanos y en la Domus Mambré estamos de alquiler del Patriarcado sirocatólico», detalla Voltaggio, que hasta ahora era sacerdote fidei donum en el Patriarcado latino de Jerusalén.
Los miembros de esta realidad eclesial realizan un proceso de iniciación cristiana que culmina con la renovación de las promesas bautismales y con una peregrinación a Tierra Santa. «Nosotros lo llamamos “viaje de boda con el Señor” y se renueva también el Bautismo en el río Jordán y la Confirmación en el Cenáculo. Todas las comunidades del mundo pasan por esta casa» de Galilea, asegura el también doctor en Sagrada Escritura y Arqueología Bíblica, que defiende que no se puede entender el Nuevo Testamento sin comprender el trasfondo judío. De hecho, tanto la Domus Galilea como la Domus Mambré o la nueva Domus Betania —creada por una necesidad de mayor espacio— son sede de encuentros interreligiosos especialmente con el mundo judío.
El Camino Neocatecumenal está trabajando para obtener los permisos que permitan inaugurar la Domus Jerusalén, destinada a ser lugar de acogida para otras iniciativas como retiros, convivencias y ejercicios espirituales. Según indica la página web del proyecto, han sido numerosos los benefactores, entre los que destacan el cardenal arzobispo de Boston, Sean O’Malley; el cardenal arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela y el cardenal arzobispo de Viena, Christoph Schönborn.