El Buscón, de Quevedo: la eterna picaresca española - Alfa y Omega

Formidable esta sencilla adaptación de la novela picaresca de Quevedo sobre la vida del joven Pablos, un trotamundos que sobrevive de la usura y el engaño. La historia se cuenta a través de un monólogo satírico muy bien interpretado por Jacobo Dicenta, y como todo buen clásico, resulta muy actual.

El gran Quevedo escribió la novela picaresca La vida del Buscón llamado Don Pablos en el siglo VXII. Pablos es un joven pícaro, un ladronzuelo superviviente, hijo de un barbero y una hechicera. Sale de su pueblo en Extremadura y comienza a trabajar como criado. Pero no consigue progresar, y por eso va mudando de trabajo y de ciudad. Pablos pasa hambre, y sobrevive gracias al engaño y la picaresca.

Siempre es buen momento para retomar a los clásicos. Siempre es enriquecedor realizar y dirigir una adaptación de Quevedo, uno de nuestros grandes del Siglo de Oro. Los clásicos que una y otra vez cobran actualidad, acaso aluden a lo más profundo de la condición humana.

Es lo que ha hecho acertadamente Daniel Pérez, director y autor de esta versión, con un montaje que no puede ser más sencillo, pero que cumple sobradamente con los dos pilares fundamentales en los que se sustenta toda obra: un buen texto y una buena interpretación.

Jacobo Dicenta es el actor único de esta pieza, muy grande, tan sólo acompañado en el escenario por Dulcinea Juárez a la guitarra y el laúd. El vestuario barroco de ambos y una tenue iluminación completan la escena. Dicen que Jacobo, hijo de grandes artistas, iba para estrella y se quedó en gran actor, no sabemos si a pesar o gracias a su apellido.

Encontramos bastantes similitudes con la época actual: los bancos ofreciendo dinero por oro, los continuos engaños y fraudes, la picaresca de llevarse lo que no te corresponde… Y todo personificado en un español tipo, sediento de dinero, prestigio, apariencias y un matrimonio de interés, y que no repara en el modo de conseguirlo.

En todo caso, no estamos ante una obra moralizante, sino más bien jocosa. El texto está lleno de dobles sentidos y expresiones exageradas, casi una caricatura, al estilo de su célebre soneto dedicado a Góngora: “Esto era un hombre a una nariz pegado, era una nariz superlativa”…

Quevedo es mucho Quevedo. Su texto no pasa de moda y su talento sigue provocando risas y admiración. Y una enseñanza clara que subraya el director: «Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar, y no de vida y costumbres».

El Buscón

★★★★☆

Teatro:

Teatro Infanta Isabel

Dirección:

Calle Barquillo, 24

Metro:

Chueca, Banco de España

OBRA FINALIZADA