El arzobispo de La Plata, Víctor Manuel Fernández, nuevo prefecto de Doctrina de la Fe
El teólogo argentino, conocido como Tucho, sustituirá en el cargo al jesuita español Luis Francisco Ladaria, quien concluirá su mandato en septiembre
El arzobispo de La Plata, Víctor Manuel Fernández, ha sido nombrado este sábado como nuevo prefecto de Doctrina de la Fe. El teólogo argentino, conocido como Tucho, sustituirá en el cargo al jesuita español Luis Francisco Ladaria, quien concluirá su mandato en septiembre tras cinco años en el cargo. Fernández, de 61 años, fue ordenado arzobispo en 2013 por el propio Francisco, a quien le une una fuerte amistad. De hecho, participó el pasado jueves en Roma en la entrega de palios para acompañar al nuevo arzobispo de Buenos Aires y visitó al Papa, como él mismo explicó en su cuenta de Twitter.
Francisco ha escrito una carta al nuevo prefecto en la que asegura que la tarea que le encomienda la considera «muy valiosa». Su finalidad central, asevera, es «custodiar la enseñanza que brota de la fe para dar razón de nuestra esperanza, pero no como enemigos que señalan y condenan». El Papa no ha evitado cuestiones delicadas, y constata a su amigo que el dicasterio que presidirá «en otras épocas llegó a utilizar métodos inmorales. Fueron tiempos donde más que promover el saber teológico se perseguían posibles errores doctrinales. Lo que espero de vos es sin duda algo muy diferente».
Decano de la Facultad de Teología de Buenos Aires, presidente de la Sociedad Argentina de Teología y presidente de la Comisión de Fe y Cultura del episcopado argentino, Fernández tiene avalado «tu carisma teológico», añade Francisco. «Como rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina alentaste una sana integración del saber». Y no se olvida el Papa de su etapa como párroco, donde puso en diálogo el saber teológico «con la vida del santo Pueblo de Dios».
Dado que para las cuestiones disciplinarias —relacionadas en especial con los abusos de menores— recientemente se ha creado una sección específica con profesionales muy competentes, especifica la misiva, «te pido que como prefecto dediques tu empeño personal de modo más directo a la finalidad principal del dicasterio, que es guardar la fe». Y para no limitar el significado de esta tarea, «hay que agregar que se trata de aumentar la inteligencia y la transmisión de la fe al servicio de la evangelización, de modo que su luz sea criterio para comprender el significado de la existencia, sobre todo frente a las preguntas que plantean el progreso de las ciencias y el desarrollo de la sociedad».
El peligro de las cuestiones secundarias
Añade Francisco en su carta al nuevo prefecto de Doctrina de la Fe que «la Iglesia necesita crecer en su interpretación de la Palabra revelada y en su comprensión de la verdad sin que esto implique imponer un único modo de expresarla». Porque las distintas líneas de pensamiento filosófico, teológico y pastoral, «si se dejan armonizar por el Espíritu en el respeto y el amor, también pueden hacer crecer a la Iglesia. Este crecimiento armonioso preservará la doctrina cristiana más eficazmente que cualquier mecanismo de control».
Pide que su tarea exprese que la Iglesia «alienta el carisma de los teólogos y su esfuerzo por la investigación teológica con tal de que no se contenten con una teología de escritorio, con una lógica fría y dura que busca dominarlo todo».
«Siempre será cierto que la realidad es superior a la idea», se lee en la carta. En ese sentido, «necesitamos que la Teología esté atenta a un criterio fundamental: considerar inadecuada cualquier concepción teológica que en último término ponga en duda la omnipotencia de Dios y, en especial, su misericordia». Nos hace falta un pensamiento que sepa presentar de modo convincente un Dios que ama, que perdona, que salva, que libera, que promueve a las personas y las convoca al servicio fraterno».
Finalmente, recalca a Fernández que él mismo «sabe bien que hay un orden armonioso entre las verdades de nuestro mensaje, donde el mayor peligro se produce cuando las cuestiones secundarias terminan ensombreciendo las centrales». En el horizonte de esta riqueza «tu tarea implica además un especial cuidado para verificar que los documentos del propio dicasterio y de los demás tengan un adecuado sustento teológico, sean coherentes con el rico humus de la enseñanza perenne de la Iglesia y a la vez acojan el magisterio reciente», concluye.
Defensor del diálogo entre fe y cultura
Víctor Manuel Fernández fundó en Córdoba, Argentina, un instituto de formación de laicos, y en su diócesis fue formador del seminario, director de Ecumenismo y responsable de Catequesis. En 2007 participó en la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano (Aparecida) como sacerdote representante de Argentina y, posteriormente, como miembro del equipo editorial del documento final. De 2008 a 2009 fue decano de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina y Presidente de la Sociedad Teológica Argentina.
De 2009 a 2018 fue rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina. El 13 de mayo de 2013 fue nombrado arzobispo por el Papa Francisco. En la Asamblea de la Conferencia Episcopal Argentina en 2017 fue elegido presidente de la Comisión Episcopal de Fe y Cultura. En junio de 2018 asumió el cargo de arzobispo de La Plata.
Fue miembro del Consejo Pontificio para la Cultura y Consultor de la Congregación para la educación católica. Actualmente es miembro del Dicasterio para la Cultura y la Educación. Cuenta con más de 300 publicaciones, muchas traducidas a diversos idiomas y que muestran una importante base bíblica y un constante esfuerzo de diálogo de la teología con la cultura y las cuestiones sociales.