El Teatro Amaya presenta Dos hombres solos, sin punto com… ni ná, una divertida comedia en la que la sonrisa, la risa, y la carcajada están aseguradas durante las dos horas y media que dura la función.
Los actores Manolo Medina y Rodrigo Ponce de León son sin duda los que más disfrutan de toda la representación, prueba de ello son sus improvisaciones y cortes inesperados para reírse de sus propios chistes que contagian de forma inmediata al espectador.
Manolo y Rodrigo son dos amigos que comparten piso. Manolo es casero y un poco marujo, y Rodrigo más sofisticado y mujeriego. Ambos nos dan su visión sobre temas cotidianos que pueden tener dos compañeros de salón en una sobremesa como el arte de ligar, el mantenimiento de la casa, sus vivencias personales, su visión del mundo. Todo envuelto en una continua cadeneta de chistes y chascarrillos que respiran un aire fresco y sobre todo muy andaluz.
La representación cambia de registro al intercalar el diálogo entre los dos cómicos con sendos monólogos de cada uno cuando se dan cuenta de que en el salón de su casa, en vez de una cuarta pared, se encuentran los espectadores.La risa fácil está garantizada con el discurso sobre la guerra de sexos del treintañero Rodrigo y el guión más bruto de Manolo, un cuarentón con delantal al que los vecinos ven con pluma, y con plumero.
Un espectáculo largo y flamenco en el que no falta la exhibición de este baile por parte de Rodrigo. Gracias espontáneas, picantes, absurdas, inteligentes e incluso algunas irreverentes se mezclan en esta sala de estar. Algunos chistes, de Manolo especialmente, son dardos antimonárquicos, anticlericales (principalmente irrespetuosos contra las religiosas y llevados hasta el mal gusto que roza con lo soez), y de marcada tendencia política. Eso sí, como cómicos gaditanos, sus mensajes sociopolíticos quedan envueltos en casi tono de chirigota y aún con su queja, producen una sonrisa en el espectador.
En este escenario lo más destacado, no es la decoración lolailo de abanicos de lunares y cojines y mantel a juego que acompañan a los peluches que bailan a ritmo del Todo a 100, sino el salero, el que aportan sin descanso los descarados cómicos.
Como puntada final para este estampado gaditano, Dos hombres solos, sin punto com… ni ná regala la posibilidad de regresar de forma gratuita para disfrutar de nuevo del espectáculo, utilizando las mismas entradas, si el espectador vuelve con otros dos asistentes que paguen por primera vez las suyas.
Una comedia con más de 10 años en las tablas para reír en tiempos de crisis, y en la que los actores nos hacen sentir desde su estrambótico salón, como si estuviésemos en casa.
★★★☆☆
Paseo del General Martínez Campos, 9
Iglesia
OBRA FINALIZADA