Dos catequistas son asesinados en Burkina Faso
A finales de enero Mathias Zongo y Christian Tientga fueron asaltados por hombres armados en Dedugú. El país ya ha alcanzado así el número de agentes de pastoral muerto de forma violenta el año pasado
Si Burkina Faso cerró el año 2024 como el país con más agentes de pastoral asesinados según los datos que recoge la Agencia Fides —dos catequistas—, no hizo falta ni un mes del nuevo año para alcanzar esa misma cifra. Se trata además, de nuevo, de dos catequistas laicos: Mathias Zongo y Christian Tientga, de la diócesis de Dedugú —en el noroeste del país—, fueron atacados el 25 de enero cuando regresaban de un curso de formación.
Fuentes diocesanas han relatado a la Agencia Fides que Zongo y Tientga viajaban en moto junto a otros dos compañeros que iban en otro vehículo similar. Los cuatro eran de la parroquia de Ouakara. Cuando se encontraban cerca de la ciudad de Bondokuy, un grupo de hombres armados los atacó. Los dos primeros fueron asesinados, mientras que sus compañeros lograron escapar refugiándose en el bosque. Alertado por los sobrevivientes, el párroco de la comunidad acudió al lugar del crimen. También se personaron agentes de la Policía, que abrieron una investigación.
Uno de los asesinados tenía tres hijos; el otro, siete. El pasado fin de semana se celebraron sus funerales, con una presencia multitudinaria de fieles a pesar del peligro. Cabe señalar que el ataque es la cuarta emboscada mortal que se produce en esa zona en muy poco tiempo, han recordado las autoridades.
El dato refleja la dramática situación del país, donde los grupos terroristas controlan al menos el 40 % del territorio. El African Center for Strategic Studies cifra en 23.740 las víctimas mortales del yihadismo desde 2015. Esto llevó a Ayuda a la Iglesia Necesitada a lanzar hasta febrero una campaña a favor de la Iglesia local.
En este contexto, los catequistas laicos son en muchos lugares la única presencia de la Iglesia. Justo en la diócesis de los asesinados, Dedugú, los carmelitas descalzos de la parroquia de la Sagrada Familia ya no van de forma fija a las aldeas. «De vez en cuando se arriesgan» y las visitan sin avisar para reducir el riesgo, relataba a Alfa y Omega en diciembre su provincial, Florent Traoré. Él mismo viaja en autobús para no señalarse.