«El que os ama es fiel»: estas palabras del Apóstol Pablo nos guían para captar el verdadero significado del Año litúrgico, que esta tarde iniciamos juntos rezando las primeras Vísperas del Adviento»: así comenzó Benedicto XVI su preciosa alocución a los universitarios de Roma, al comienzo del Adviento. «Dios –añadió– no se ha cerrado en su cielo, sino que se ha inclinado hacia el hombre: todo un misterio que supera cualquier posible esperanza. Dios entra en el tiempo del hombre de la manera más inimaginable, haciéndose niño y recorriendo las etapas de una vida humana. Esta tarde podéis experimentar que no estáis solos, el Papa está con vosotros. Pensad que Cristo es el único Señor del cosmos y de la Historia, sin el cual toda construcción humana corre el peligro de disolverse en la nada. Vivimos en un contexto en el que, a menudo, nos encontramos con la indiferencia hacia Dios; pero pienso que, en lo más hondo de cuantos –también entre vuestros coetáneos– viven la lejanía de Dios, hay una interior nostalgia de infinito, de trascendencia. La fe cristiana no es una adhesión a un Dios genérico o indefinido, sino al Dios vivo que, en Jesucristo, se hizo carne». La alocución de Benedicto XVI concluyó con una alusión a la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro y con la entrega de la imagen de María Sedes Sapientiae, que se ve en la foto.
