Buscaba a la carta mi dosis diaria de Cifras y Letras y me topé en La 2 con los últimos minutos de un clásico documental de la casa. Desenfadado, con un toque aventurero muy reconocible, Diario de un nómada encaja como un guante en esos bloques que parece que la hermana pequeña de la tele pública tiene que rellenar. Lo pilota, en moto, Miguel Silvestre, y es todo un veterano porque arrancó hace casi diez años, allá por enero de 2015, con una ruta por toda Sudamérica. Después vinieron dos temporadas más, una por México y Estados Unidos (La última danza de guerra) y una tercera por el extremo oriental de Asia Menor, el Cáucaso, el monte Arafat, el Sáhara o la España vacía. Se atreve con todo y en distintos formatos. Lo pueden seguir en RTVE Play o lo podemos ver a diario, en dos entregas cotidianas, en torno a las 20:30 horas, en La 2 de TVE. Pueden hacer maratón en una buena franja, porque luego va el mencionado concurso y hay noches, como la de los lunes por ejemplo, que nos regalan un clásico de cine, sin la presencia de Garci pero con el mismo aroma añejo.
Diario de un nómada es un buen telonero para esa sesión continua televisiva que ya solo se dan los mayores de la casa. Los que, además, sean fans de este tipo de rutas, tienen a Miguel Silvestre también en el blog blog.rtve.es/nomada/, o en su último libro, La vuelta al mundo en moto.
La moto, por supuesto, también tiene nombre y se llama Atrevida. Toda una marca, una forma de hacer aventura documental y de contar la propia vida por parte de quien a los 40 años abandonó su trabajo como registrador de la propiedad y se dio a esto del nomadismo, que, mirado con curiosidad y benevolencia, es algo así como un «no parar quieto» para ir descubriendo aquello que permanece en todo lo que aparentemente es solo cambio.